Ilustrador: Axel Scheffler
Traductor: Roberto Vivero Rodríguez
Editorial: Bruño
32 páginas
El grúfalo tiene unos colmillos terribles, unas garras afiladas y fuertes y una verruga venenosa en la punta de la nariz, por eso ¡todos los animales del bosque huyen cuando lo ven!
El grúfalo es, sin lugar a dudas, uno de mis cuentos infantiles preferidos. Solo tenemos dos libros de esta autora tan afamada y ambos son una maravilla. Tenemos este libro en casa desde que mi hijo tenía dos años, cuando aún era pequeño para comprender del todo lo que sucedía en el cuento, cuando el texto de este libro podía resultar demasiado extenso (aunque los cuentos largos nunca han sido un problema para él, le gustan tanto que mantiene el interés y la atención perfectamente). Al principio, leíamos El grúfalo muy despacio, explicándole lo que iba sucediendo, pues en esta trama la gracia está en la pillería del ratón y eso es difícil de captar para un niño tan pequeño. Ahora ya lo sabe bien, comprende lo que sucede, aunque imagino que se debe a la repetición por leer tantas veces el cuento.
Me gusta mucho El grúfalo porque es un cuento gracioso, simpático, divertido. No es de los que tienen un mensaje muy potente (sí, que el ingenio es más importante que el tamaño o la ferocidad), sino de los que gustan por entretenido. La historia es muy divertida, pues el ratoncito protagonista va engañando a todos los animales peligrosos que se lo quieren comer y al final es capaz de engañar incluso al feroz y espantoso grúfalo. ¡El pequeño es muy inteligente! Y las ilustraciones son muy vistosas y bonitas.
Este grúfalo es un personaje entrañable, muy conocido y querido. Hay otro cuento sobre, al parecer, su hija, pero nosotros no lo tenemos. No descarto comprarlo, porque este es una de las joyas de casa, tanto para los papis como para el niño.
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