Ilustradora: Delphine Durand
Editorial: Edelvives
18 páginas
La casa de Tomasa es pequeña y cómoda, ideal para ella y su gato. Pero Tomasa acoge a toda la gente que llega y ¡cada vez hay menos espacio para ella y su gato!
Hay una cosa que me ha sorprendido mucho de este libro y es la adaptación tan tremenda que ha debido hacer el traductor (cuyo nombre no he encontrado). El título original del libro es The house that Jill built, por lo que han tenido que cambiar hasta el nombre de la niña para que la historia funcione, para poder mantener la rima, y es que este libro está muy rimado de principio a fin, es la gracia que tiene, que está como musicalizado. No cuenta una historia en su sentido más clásico, se centra en la casa y en todas las ventanitas que tiene para que el pequeño lector interactúe, y los personajes que aparecen son disparatados en sus peticiones para mantener el ritmo y la rima.
El libro es bastante breve, pero tiene mucho juego y en casa tardamos un buen rato en leerlo. Cada página presenta a un personaje que llega a esta casa y en la ilustración van apareciendo las dependencias nuevas con ventanas y puertas para poder ver qué hay en su interior. Se tarda un ratito en abrir todas las ventanas y en descubrir qué pasa en esta casa. Si me preguntan a mí, diré que este no es ni por asomo de mis cuentos preferidos, pero si tiene que responder mi hijo de tres años, dirá que le gusta mucho. No sé si será por la interacción con las ventanitas o por esos personajes tan entrañables que tiene, pero le gusta. Y no ahora con tres años, le gusta desde mucho antes. Eso es lo importante, que él disfrute, así que por ello considero que merece la pena.
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