Hace varios años traduje un cuento que, en realidad, no tiene un mensaje tan infantil como pueda parecer. El señor conejo y su fábrica de chocolate es especial para mí por ser el único cómic con el que he trabajado a nivel profesional y me hace especial ilusión poder leérselo a mi hijo. Lo tengo en su estantería y él de vez en cuando me lo pide, es el libro de los huevos para él y, aunque aún es pequeño para comprender el mensaje completo, sí entiende que tenemos que ser amables con los demás, que no podemos tratarlos mal, que no deja de ser lo que nos cuenta este relato.
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