Reseña: ¿A qué sabe la luna?, Michael Grejniec

¿A qué sabe la luna?, Michael Grejniec

Traductora: Carmen Barreiro

Editorial: Kalandraka

36 páginas

Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabía la luna. ¿Sería dulce o salada? Tan solo querían probar un pedacito. Por las noches, miraban ansiosos hacia el cielo. Se estiraban e intentaban cogerla, alargando el cuello, las piernas y los brazos. ¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un pedacito pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Entonces, la tortuga tuvo una genial idea: Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna, le dijo al elefante.

Hoy quiero hablaros de un favorito de esta casa, de un libro que leemos prácticamente cada noche. Ya se sabe cómo son los niños, les da por una cosa y parece que no existe nada más. Mi peque, de dos añitos, casi se sabe de memoria este cuento y, aunque no es de mis preferidos, a él le flipa. Los animales quieren saber a qué sabe la luna, pero por más que intentan alcanzarla, no llegan, así que van subiéndose uno encima del otro hasta que cosiguen arrancarle un pedacito y probarla. Un mensaje bonito, el de que si colaboramos entre nosotros, podemos alcanzar objetivos. Tenemos que ayudarnos, que unirnos y todo irá bien. Además, los protagonistas son animales muy llamativos que me sirvieron hace tiempo (este libro fue un regalo de su primer cumpleaños) para que él aprendiera sus nombres (algunos los conocía ya, como el león y el mono; pero no el ratón o la jirafa). Os lo prometo, conforme leo es él quien me va contando qué animal toca ahora y qué tiene que hacer y si llega a la luna o no. Me gusta que vaya interiorizando la historia y casi memorizándola. Otro aspecto interesante del libro es que el último animal es un ratón, el más pequeño de todos, y la luna decide no moverse porque cree que un animal tan pequeño no podrá alcanzarla, ¡ja, querida luna!, es justo el pequeñín el que le arranca el pedazo. Un detalle pequeño, pero interesante, ¿no?

En definitiva: un cuento breve, con unas ilustraciones muy bonitas, un mensaje interesante y un texto repetitivo que hace que el pequeño lector absorba y memorice la historia. A mi hijo le encanta este cuento.