Traductora: Natalia Navarro
Editorial: Libros de seda
448 páginas
448 páginas
Tres inadaptadas se unen para vengarse de la violación de una compañera de clase y, en el proceso, desencadenan un cambio en la cultura misógina de su escuela.
¿Quiénes son «Las chicas de ninguna parte»?
Todas lo son, pero en el instituto Prescott empiezan siendo solo tres:
Grace Salter acaba de llegar a la ciudad tras dejar la localidad en la que vivían por culpa de su madre, predicadora baptista convertida en una liberal radical.
Rosina Suárez es la lesbiana punk del grupo, la «rara», y lo es mucho más en el seno de la conservadora familia mexicana a la que pertenece. Ella quiere tocar música en vivo y no dedicarse a cuidar de sus muchos primos y a servir mesas en el restaurante de su tío.
Erin Delillo es autista y está obsesionada con dos cosas: la Biología marina y Star Trek: La nueva generación.
Cuando Grace descubre que en su casa vivía Lucy Moynihan, una joven que tuvo que huir de la ciudad tras acusar a un puñado de chicos por violación en grupo, ve que nunca se hizo justicia. Rosina y Erin piensan igual. Ellas formarán un grupo anónimo, Las chicas de ninguna parte, para enfrentarse a la cultura sexista que impera en el centro y en su ciudad.
¿Quiénes son «Las chicas de ninguna parte»?
Todas lo son, pero en el instituto Prescott empiezan siendo solo tres:
Grace Salter acaba de llegar a la ciudad tras dejar la localidad en la que vivían por culpa de su madre, predicadora baptista convertida en una liberal radical.
Rosina Suárez es la lesbiana punk del grupo, la «rara», y lo es mucho más en el seno de la conservadora familia mexicana a la que pertenece. Ella quiere tocar música en vivo y no dedicarse a cuidar de sus muchos primos y a servir mesas en el restaurante de su tío.
Erin Delillo es autista y está obsesionada con dos cosas: la Biología marina y Star Trek: La nueva generación.
Cuando Grace descubre que en su casa vivía Lucy Moynihan, una joven que tuvo que huir de la ciudad tras acusar a un puñado de chicos por violación en grupo, ve que nunca se hizo justicia. Rosina y Erin piensan igual. Ellas formarán un grupo anónimo, Las chicas de ninguna parte, para enfrentarse a la cultura sexista que impera en el centro y en su ciudad.
(Sinopsis de la editorial)
¡Qué maravilla de novela! Esta vez no puedo esperar para contaros que Las chicas de ninguna parte es un libro excepcional, una historia sobre las mujeres, adolescentes en este caso, sobre el poder que tienen los hombres sobre estas jóvenes y sobre todas las jóvenes, niñas y mujeres. Es una historia sobre el valor de dar un paso al frente y denunciar una situación, sobre la unión y el apoyo que hace la fuerza. Pero también es una novela escalofriante que te cuenta unos hechos terroríficos, ficticios en este caso, pero reales en nuestro mundo. Habla de la violación, y no me creo que haya alguien que no se acuerde del caso de la Manada al leer las páginas de esta novela. Habla de cómo estas chicas se sienten inferiores, creen que su deber es callar y hacer lo que se les dice, que ellas no tienen derecho a muchas cosas, como por ejemplo disfrutar en el sexo. Habla del desprecio de todo el mundo, incluso por parte de las propias mujeres, hacia otras que sufren; del alzar la voz y que no te crean, y no solo eso, que te llamen «puta» por contar tu historia; del callar por miedo a que te señalen y permitir que unos animales se salgan con la suya. Y, sin embargo, también hay luz: tres chicas que deciden aunar fuerzas para crear un club, para juntar a más chicas, y a más, para compartir sus historias y entre todas luchar para que cambie una situación insostenible, para que se haga justicia y para señalar a los culpables, no solo a los que violan, también a los que justifican esas violaciones, o a los que prefieren que los hechos no salgan a la luz, a los que se valen del poder que tienen no para ayudar, sino para hacer más daño. ¡Cuánta injusticia hay en este libro! ¡Cuántas ganas de chillar y de cambiar el mundo mientras lo lees! Y peor es cuando te das cuenta de que no es ficción, cuando cierras la novela, apartas la mirada hacia la televisión y ves que hablan de lo mismo, pero esta vez si es real.
Las chicas de ninguna parte es reivindicación, lucha, fuerza, unión y coraje. Qué pena que también sea una voz más, una historia más, un punto de vista más sobre un tema que estamos condenados a seguir sufriendo.
Pues no tiene mala pinta, a ver si me puedo hacer con el y le hago un hueco.
ResponderEliminarSaludos
Creo que este no es para mí =)
ResponderEliminarBesotes