Por qué 2017 ha sido un año maravilloso y 2018 lo va a ser aún más

Una de las entradas más especiales para mí es precisamente esta, que nada tiene que ver con los libros. Es el único día del año en el que me permito ser yo misma y no solo la administradora de Arte Literario. Empezaré diciendo que no me gustan los números impares y que es posible que el siete sea el número que menos me guste de todos, pero también empezaré diciendo que el 2017 ha sido uno de los años más bonitos, y no precisamente porque haya sido perfecto, sino porque ha sido especial. En 2017 he aprendido mucho, pero lo más importante es que la amistad es una de las cosas que más bonita hacen mi vida. En 2017 se han casado dos de mis mejores amigas y compartir con ellas esos días y todos los preparativos ha sido mágico. Algo que me faltó el año pasado, viajar, me ha llenado por completo este; he visitado el país más bonito del mundo junto a una de las personas más especiales para mí, mi pareja; y también he vuelto a la ciudad más bonita del mundo con mi hermana, mi madre y una amiga, ¿qué más se puede pedir? Sobre todo cuando empiezo un nuevo año con la emoción de otro viaje, uno muy especial, con mis amigas de la infancia, para celebrar algo bonito y en un lugar que nos convertirá de nuevo en niñas. Mi familia está bien, mi sobrina se está convirtiendo en un bichito adorable y a nivel sentimental me va también estupendamente. Además, este año tenemos otro acontecimiento y os prometo que no puedo ser más feliz.
Y digo yo, ¿por qué mirar esos días malos, esas cosas que podrían haber ido mejor, cuando, en lo esencial, lo que realmente importa, la vida es tan bonita? Yo, que soy una persona poco optimista por naturaleza, quiero aprender a serlo, a dejar atrás esa parte dura que también ha tenido el 2017, esas dudas en cuanto a tantas y tantas cosas, esos sinsabores, y centrarme en que estoy bien, en que mi familia está bien y en que me rodean personas maravillosas.
A 2018 le pido más de ello, le pido felicidad, le pido nuevos retos, le pido viajes (¡que nunca falten los viajes!), le pido la estabilidad que me falta, le pido más momentos con mis seres queridos, le pido más amor propio y más confianza en mí misma. Este año tengo otro gran desafío, relacionado con mi zona de confort, y al 2018 le pido valor para cumplirlo. Y un poquito de suerte. Y a nivel lector, mi propósito, ya que leer leo poco, es centrarme en el tipo de literatura que más me gusta y volver a sentir la chispa con los libros, recuperar ese deseo de dedicar todos mis ratos libres a esta afición.

Feliz 2018 y mucha, mucha felicidad.