Leyendo Una vida M

Necesitaba leer algo ligerito, algo romántico, algo que me hiciera sonreír. Cuando me planto delante de la estantería y no sé qué libro coger, siempre recurro a algo que no falla: una novela de amor y actual. Una vida M me hacía ojitos y no pude resistirme, ¡si es que tiene toda la pinta de ser la lectura perfecta para este momento! Además, me gusta que los protagonistas no sean adolescentes y que tengan una edad más cercana a la mía y me gusta que los problemas no sean de instituto ni chicos monos, sino laborales y sobre rupturas. Que las novelas protagonizadas por adolescentes me encantan (no hay más que echar un vistazo al blog), pero ahora necesitaba algo más cercano. 

He leído más o menos un cuarto de la historia y debo confesar que lo mucho que pesa el libro y lo pequeñísima que es la letra me da mucha, mucha pereza. Menos mal que la trama y, sobre todo, las protagonistas (tanto las dos hermanas como las dos amigas) se han ganado mi simpatía (bueno, Olga no sé, que vaya faena lo que le hace a su hermana Anna), porque si no, la edición sería una pobre excusa para dejarlo para mañana (el eterno «lo dejo para mañana» y ese «mañana» que parece no existir). Lo dicho, que me estoy riendo con estas chicas y que Anna me da mucha pena, pero me parece genial, y estoy deseando descubrir su historia de amor con Víctor, cuya parte acabo de comenzar.

Es un libro largo y ya sabéis que últimamente mi ritmo de lectura es lento, pero espero que me siga manteniendo enganchada y pueda traeros pronto la reseña. Y también espero que me siga pareciendo, como hasta ahora, la lectura ideal para este momento en que necesito cosas ligeras y que me hagan sonreír. Ya os contaré más próximamente.