Leyendo Una llama entre cenizas

¡Buenas! Estos días he estado un poco vaga con la lectura y apenas he leído nada (y eso que tengo varios libros empezados). Pero después de un fin de semana sin tocar un libro, he decidido que esta semana me iba a poner las pilas e iba a terminar mi lectura actual: Una llama entre cenizas. Ayer cogí el libro, del que casi había leído ya la mitad, y le di un buen tirón, porque fue empezar a leer y no poder parar de hacerlo. Cuando me acosté lo hice pensando en la historia, en el momento tan crucial en que había dejado la lectura, y esta mañana, justo después de desayunar, la he retomado. Voy por la tercera parte, me quedarán menos de cien páginas, y la razón por la que no estoy leyendo en este momento es porque estoy escribiendo esta entrada. En cuanto la publique iré a preparar una masa de crepes para que repose para el almuerzo (mmm, crepes rellenos, ¡qué ricos!) e inmediatamente después seguiré con el libro. 

Una llama entre cenizas no sale a la venta hasta el mes de septiembre, la editorial me ha permitido leer la edición de pruebas. Cuando me lo propusieron, mi primera idea era decir que no, porque ya me he quejado bastante de los muchos libros pendientes que tengo, pero decidí investigar un poco sobre la novela, ver de qué iba y qué opiniones tenía. ¡Guau! Cuánto me alegro de haberme decidido a leerla porque aviso: es brutal. He leído críticas muy negativas sobre el final, que contrasta con lo genial que es la historia en general, y lo cierto es que ya estoy adentrándome en él y estoy flipando un poco. Pero es que la historia es tan, tan buena, que muy desastroso tiene que ser el desenlace para que cambie mi opinión. 

Esta es una de esas novelas en las que no puedes dejar de pensar en la prodigiosa imaginación de la autora, en cómo es capaz de recrear una trama tan compleja y que todo encaje tan bien. Esta novela demuestra que todavía se pueden escribir cosas diferentes y que hay aún muchas ideas por explorar. Es impresionante, de verdad.