Estanterías, ¡menudo caos!

A más de uno nos pasará, estoy segura, que tenemos una relación amor odio con nuestras estanterías. Claro que sí, me encanta verlas tan llenas de libros, siempre he deseado tener una biblioteca particular en mi casa propia, pero la realidad es que ahora mismo vivo con mis padres y, claro, mis libros tienen que estar en mi cuarto y este tiene unas limitaciones. 

Estoy colapsada, esa es la verdad, y temo que llegue el momento en que mis padres me echen de casa o, lo que es peor, que echen a mis libros (ironía, ¿vale?). Aunque en mi habitación tengo varias estanterías, solo una de ellas está dedicada en exclusiva a mis libros (en otra tengo algunos, pero no demasiados). Siempre ando como loca buscando espacio para los libros nuevos y teniendo que retirar algunos de los libros antiguos. De vez en cuando, preparo bolsas con libros que ya he leído, libros que no han sido tan especiales, sagas terminadas. Esas bolsas me las llevo a otro domicilio que tienen mis padres, donde estudié la carrera universitaria y donde ahora mismo solo vive mi hermano y su novia, por lo que hay habitaciones sin ocupar. En la que fue mi habitación de estudiante he ido apilando bolsas y bolsas de libros leídos y no exagero cuando digo que puede que haya unos trescientos libros. Cuando me llevo las bolsas puedo respirar tranquila, pues vuelve haber algo de espacio en mis estanterías, espacio que no tarda en llenarse y de nuevo vuelve el estrés. 

Tengo una idea muy clara de qué libros tengo, pero no me preguntéis dónde están, porque no tengo ni la más remota idea. A veces sueño despierta con mi futuro hogar, donde tendré, al fin, todos mis libros reunidos y juntitos, donde habrá estanterías y estanterías y donde podré tener un control absoluto de dónde está cada ejemplar. Pero luego pienso: «¿será así de verdad?», porque lo cierto es que para tener un orden, siempre hay que estar moviendo libros para añadir otros nuevos; me resultaría un caos tenerlos, por ejemplo, por orden alfabético, pues siempre tendría que estar cambiándolos de lugar. Además, ¿y si mi casa ideal con mi despacho ideal lleno de estanterías ideales no llegan a existir? ¿Y si, en realidad, tengo finalmente una casa donde no hay espacio para todo? ¿Y si, y si, y si? ¡Qué decepción más grande! ¿Qué iba a hacer con mis libros? Solo de pensar en tenerlos empaquetados en cajas me dan ganas de llorar. 

Contadme, ¿cómo hacéis vosotros para conservar vuestros libros? ¿Tenéis mucho espacio en casa y podéis tenerlos todos a la vista? ¿Tenéis que empaquetarlos como yo? ¿Y cómo exactamente los ordenáis? ¿Qué método seguís al añadir libros nuevos?