El teorema Katherine, John Green

El teorema Katherine, John Green

Traductora: Noemí Sobregués

Editorial: Nube de tinta

314 páginas

Cómpralo en Amazon

Según Colin Singleton existen dos tipos de persona: los que dejan y los que son dejados. Él, sin duda, pertenece al segundo. Su última ex, Katherine XIX, no es una reina, sino la Katherine número diecinueve, que le ha roto el corazón. Para escapar de su mal de amores, y con el propósito de hallar un teorema que explique la maldición de las Katherines, Colin emprende junto a su amigo Hassan una aventura que le llevará a Gutshot, un pueblecito de Tennessee, y a la sospecha de que en la vida la inteligencia no siempre es la mejor compañera de viaje.

(Texto extraído de la contracubierta del libro)

No puedo evitarlo, John Green me gusta, soy consciente de que el resto de sus novelas no son como Bajo la misma estrella, pero eso no impide que estas también me gusten. El teorema Katherine no ha sido la mejor que he leído de él, pero también tiene su puntito.

Lo que más me gusta del autor siempre son los personajes tan completos que consigue crear. No solo es que sean reales, es que son totalmente distintos a lo que nos solemos encontrar en la literatura juvenil. Puede que El teorema Katherine no tenga nada más destacable, pero simplemente los personajes hacen que esta novela destaque. Colin es un niño prodigio obsesionado con llegar a ser alguien importante; es inteligente, pero es un pelmazo y bastante inseguro. Puede resultar la cosa más inverosímil, pero Colin solo sale con chicas que se llamen Katherine, chicas que siempre acaban abandonándolo, y ahora está empeñado en crear un teorema que prediga la duración de las relaciones y quién dejará a quién. Absurdo, ¿verdad? Pero es esta ida de olla lo que hace que la historia tenga algo de chicha y sea interesante. Hay que tomarlo como lo que es, ficción, y lo mismo que leemos novelas de magos y hadas, ¿por qué no de chicos que solo salen con chicas que se llaman Katherine? Su mejor amigo, Hassan, es lo mejorcito que tiene la novela: es musulmán, un vago, gordito feliz e increiblemente divertido. Las conversaciones de los dos chicos son tan ridículas que no puedes evitar reírte a carcajadas; ambos hacen un equipo perfecto, ambos son igual de frikis, de inadaptados y de raros.

Bajaron una suave pendiente y se dirigieron a paso ligero hacia la tienda, bordeando el cementerio. Pero Colin volvió a ver movimiento en la tumba, giró la cabeza y se quedó petrificado. En ese mismo momento Hassan lo vio. -Colin -dijo Hassan. -Sí -le contestó Colin con serenidad. -Dime si me equivoco, pero ¿la que está en la tumba no es mi novia? -No te equivocas. -Sentada encima de un tío. -Correcto -dijo Colin. Hassan frunció los labios y asintió. -Y..., solo por asegurarme de que tenemos las cosas claras... está desnuda. -Sin duda.

Más allá de los personajes y de las conversaciones divertidas, es cierto que el libro no tiene mucho: un final que se ve venir de lejos, pero que gusta; un montón de reflexiones muy Greenianas; incluso algunos infinitos; y un telón de fondo tan disparatado como los protagonistas. Son los detalles, como que la madre de Lindsey (la chica de la historia) sea la dueña de una fábrica de cordones para tampones, los que hacen que lo pases bien leyendo la historia y que esta te deje un buen sabor de boca. No es una novela memorable, ni siquiera está entre mis mejores lecturas del año, pero sin duda la recordaré por ser tan distinta a todo lo que he leído este año.

Hay que librarse de todas las expectativas para leer este libro, olvidarse de las otras historias del autor y no esperar una trama épica ni un amor que deje huella. El teorema Katherine es, más que nada, un libro entretenido y bastante divertido que tiene la suerte de contar con unos personajes de diez, a pesar de que el resto no sea del todo remarcable.