Regálame París, Olivia Ardey

Regálame París, Olivia Ardey

Editorial: Versátil

288 páginas

Yolanda tiene una habilidad especial para hacer felices a todos, excepto a sí misma. Maestra de niños sordos, sueña con viajar a París. Cuando por fin consigue volar a la ciudad del amor, su novio la deja tirada en el apartamento que había alquilado para el fin de semana. Por suerte, Patrick, su guapísimo casero, le dará alojamiento a cambio de que ella le ayude con el cortometraje que su productora realiza sobre esta mágica ciudad. Él le pide que le regale París a través sus cinco sentidos y Yolanda, mientras recorre sus calles, descubrirá que la dos cosas que su padre le dejó en herencia: el amor por el francés y la lengua de signos, no fueron al azar.
La fuerte atracción hacia Patrick, las divertidas y alocadas vecinas de rue Sorbier y alguien muy especial que irrumpirá en su vida, harán que el regreso a Valencia le resulte mucho más difícil de lo que imaginaba…

(Texto extraído de la ficha del libro)

Después de tener algún que otro problemilla para adquirir este libro, por fin fue mío hace unos días. Estaba a tope, y no solo eso, tenía en mi mesita la friolera cifra de cinco libros que estaba leyendo en ese momento. Pues nada, me dije: es Olivia Ardey, ¡no puedo esperar! Y, en efecto, no pude esperar. Empecé el libro con ganas, con ilusión, porque las letras de esta autora siempre me conquistan, y lo terminé al día siguiente encantada. 

Las novelas de Ardey tienen algo especial, y es que más allá de la trama, sus personajes enamoran. Son cercanos, humanos y de carne y hueso, pueden parecerse a ti o a un amigo. Sus personajes siempre, siempre dejan un buen sabor de boca y se ganan el corazón del lector. En este caso tenemos a unos cuantos secundarios que me han hecho reír a carcajadas y enamorarme con ellos: Odile, Violette, Marc, Madame Lulú, Sylvie, Didier. Mencionaré con mucho cariño a Violette, porque es simpatiquísima, porque es el alma del libro y porque se lo merece todo y más; a Odile porque es una anciana adorable y achuchable con algo de mal genio en ocasiones, y porque me ha hecho reír y reír con sus ocurrencias (por favor, lo del local ese de sexo liberal es la leche); y a Sylvie porque, a pesar del mal comienzo, es una bellísima persona y me ha trasmitido dulzura. Los protagonistas, por su parte, son también unos personajes muy bien perfilados y con mucha personalidad. Patrick es encantador, un chico por el que suspirar, sin duda; y Yolanda es maravillosa también. Llegas a tomarles tanto cariño que solo puedes desear amor y felicidad para todos ellos, porque no merecen menos. 

En cuanto a la trama, puede pecar de demasiado sencilla, pero yo digo que a veces la belleza está en la sencillez. La clave es coger este libro en el momento adecuado. Si te apetece acción, drama o tramas misteriosas, no lo hagas. Cógelo si lo que buscas es pasarlo genial con un grupo de amigas de lo más alocado y emocionarte con una trama romántica preciosa. Sí, es el día a día lo que se narra en Regálame París, la rutina, no hay misterios ni acción, pero la historia es tan humana y tan dulce que al cerrar el libro se me dibujó una sonrisa enorme en los labios. No tiene más: es la vida de Yolanda, de Patrick, de Violette, de Marc, de Odile... es la vida misma. 

Regálame París es una historia muy sencilla pero, a la vez, muy bella, con unos personajes humanos y encantadores que te narran sus problemas, sus ilusiones, sus aspiraciones. Con semejante telón de fondo como es la ciudad de la luz y del amor, y con una historia romántica pura y llena de amor no puedo decir nada malo de esta historia que he devorado y que me ha entusiasmado. Puede que no sea tan espectacular como otras novelas de la autora, pero no tiene desperdicio alguno.