A veces nos topamos con verdaderas joyas...

... y eso es lo que me ha pasado a mí. No obstante, para ser del todo sincera, sabía que esto ocurriría. Sabía que Nubes de kétchup me iba a enamorar, sabía que Annabel Pitcher no me defraudaría, y sabía que aplaudiría una vez más sus letras. Lo que no sabía era que la autora volvería a cautivarme con la misma intensidad, que me dejaría con una sensación de indecisión, de no saber cuál de sus dos novelas me ha gustado más, que una historia sería capaz de destrozarme como lo ha hecho esta. Porque mientras escribo estas letras, rememoro con cariño la historia de Zoe, Aaron y Max, una historia triste, cruda y real, una historia que me ha arrancado lágrimas, pero también risas, y muchas, muchas sonrisas. Zoe es una chica normal que ha hecho algo malo y que escribe cartas a un preso que está en el corredor de la muerte porque es el único modo que tiene de liberarse un poco de la culpa. Zoe tiene chispa, y aunque su historia es un drama de los buenos, ella sabe cómo arrancarnos más de una carcajada. También su hermana, Dot, que es sorda, y que dan ganas de achucharla.

Leí Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea por una corazonada; el libro no estaba teniendo mucha publicidad (no cuando yo lo leí, sí después), pero ese título me decía algo. Ese libro es una de las mayores maravillas literarias con las que me he topado. Y parte de la magia reside en que lo descubrí de casualidad, por mi cuenta, sin saber opiniones de nadie. Fue leer ese libro y pasar Annabel Pitcher automáticamente a mi lista de autores obligados. Por eso, en cuanto supe que salía su segunda novela, no me lo pensé y, sin saber siquiera de qué iba, lo quise. Nubes de kétchup me ha reafirmado como seguidora incondicional de las letras de Pitcher, y con más fuerza aún. Esta señora sabe llegar al corazón y sabe conquistar al lector; es la reina de los dramas contados con sentido del humor, sabe tratar una historia cruel y dura sin perder esa chispa que hace que el lector, a pesar de todo, sonría y se llene de amor. Sabe crear personajes brillantes, como Jamie, Jas, de Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea y como Zoe, Dot, Aaron, de Nubes de kétchup.

De verdad, si no lo habéis hecho aún, leed a Annabel Pitcher, leedla, porque no os vais a arrepentir. Si soléis huir de los dramas, no temáis. Si sois de lágrima fácil, preparad pañuelos, porque los necesitaréis, aun con las escenas más felices, y sobre todo con los finales, con el final de Nubes de kétchup, realista, maravilloso, pero cruel y desgarrador. Pronto escribiré la reseña, quiero reposar un poco esta historia.