Gimme a call, Sarah Mlynowski

Gimme a call, Sarah Mlynowski

Traductora: Alicia Frieyro Gutiérrez

Editorial: Círculo de Lectores

268 páginas

Devi está en el último curso del instituto. Ha pasado los cuatro años de instituto con Bryan y esto ha supuesto que se distancie de sus amigas y acabe sola. Ahora Bryan se va a una universidad y ella a otra y la distancia ha hecho que tengan que romper. Devi tiene el corazón roto y está sola. Sigue queriendo a Bryan y desea con toda su alma no haberlo conocido nunca -o, al menos, no haber tenido una relación con él-. Si pudiera retroceder en el tiempo y enmendar sus errores... ¡o mejor aún! Si pudiera hablar con su 'Yo Novata' y advertirle de que no saliese con Bryan... Lo que no sabe es su deseo se cumplirá y tendrá la oportunidad de comunicarse con ella misma cuando estaba en el primer curso del instituto. ¿Qué pasaría si pudiera cambiar su pasado y así remodelar su presente? ¿Qué hubiera sido de ella si nunca hubiera tenido una relación con Bryan? ¿Habría conservado a sus amigas? ¿Estaría con otro chico? ¿Sería más feliz?

¿Por qué necesito que me abran los ojos con estos libros y no soy yo la que va directa a ellos? Luego acaban encantándome y dejándome una resaca en el cuerpo que me pide más y más, pero claro, luego no hay más en mi estantería y me tengo que conformar. Podéis imaginar que Gimme a call me ha gustado, ¿no? Y no precisamente porque sea la historia más original y diferente del mundo, ni porque tenga una trama sorprendente o porque los personajes sean lo más; simplemente es una historia fresca, juvenil y muy acorde con esta época, y no porque sea veraniega, sino porque es ligera y divertida, y no sé qué tiene el verano que me pide a gritos libros así.
Más allá de ser una novela juvenil muy al uso, Gimme a call tiene su puntito original e innovador: una chica que puede llamar por teléfono a su 'yo' tres años y medio más joven, que puede advertirle de todas las cosas que ha de evitar y de lo que podría hacer para cambiar su presente. Tenemos una especie de viajes en el tiempo, pero cuyo medio no es la presencia física, sino el teléfono móvil. La historia es más bien simple, pero a mí me ha tenido enganchada durante un día y medio más o menos, pues el libro no me ha durado más. Los personajes son divertidos: Ivy y Pipi se vuelven locas y se meten en muchos líos por intentar experimentar con el pasado. El ritmo es perfecto y la narración es juvenil, alocada, coloquial y muy fresca. En la historia se intercala el presente de Pipi y el de Ivy, se dedica un capítulo a cada una de las protagonistas (que, en realidad, son la misma) y esto hace que la historia enganche todavía más. De lo que no estoy tan segura es de que Ivy, que es la mayor, sea más madura que Pipi, me ha parecido más bien lo contrario y ha sido con Pipi con la que más he disfrutado.
No he podido evitar acordarme de otro libro similar que me hizo pasarlo también muy bien y deleitarme con los mismo sentimientos: El club de los corazones solitarios (qué acierto, que los dos libros me los ha regalado la misma persona, Anabel Wayland). Además de ser dos novelas muy juveniles, ambas tienen muchas cosas en común, entre ellas un mensaje que no está de más que nos recuerden de vez en cuando: hay tiempo para todo y no hay que dejar de lado a los amigos. Gimme a call está lleno de mensajes subliminales, de indirectas, de dardos directos a los lectores, y lo cierto es que por muchas veces que lo intentáramos, por muchas vidas que viviéramos, somos humanos, nuestras decisiones son nuestras y si las tomamos un día, ¿quién nos asegura que no las volveríamos a tomar?

-Oh, no te preocupes -me dice-. Tampoco me va tan mal en historia de Estados Unidos. Es más, ni siquiera tengo a la señora Fungas. -¿De verdad? Y entonces ¿para qué te has apuntado a la tutoría? Se sonroja. -Quería pasar un rato con la tutora.  ¡Pop! ¡Pop! ¡Pop!

Sí me gustaría concluir mi reseña comentando dos aspectos más: 1) me ha parecido que el libro tiene algunos errores, y no estoy segura si estos son de traducción, de edición o de la misma autora que tanto la ha liado que se ha confundido en varias ocasiones. 2) el final, aun siendo tan misterioso, ha sido para mí muy revelador, y eso que no se dice pero que yo intúo... ¡me encanta!


Gimme a call es un libro fresco, divertido, juvenil y adictivo; una historia sencilla, pero que entretiene; llena de mensajes importantes. Sarah Mlynowski ha conseguido sorprenderme con muy poco, y la experiencia ha sido maravillosa.