Te esperaré toda mi vida, Megan Maxwell

Desde que leí Las ranas también se enamoran, me entraron muchas ganas de leer todo lo que Megan Maxwell ha publicado. Esta ha sido mi segunda apuesta por la autora, y vaya si me ha gustado.

Te esperaré toda mi vida, Megan Maxwell

Montse vive y trabaja en Londres, al igual que sus amigas Juana y Julia. Sin más familia que sus amigas, Montse ha sabido salir adelante y labrarse un porvenir, a pesar del mal trato que su padre le dio siempre. Cuando era pequeña, una gitana llamada Erica le ofreció su bola de cristal para que pidiera tres deseos y el tiempo ha hecho que dos de ellos se cumplan. Erica siempre dijo a Montse que su felicidad y su futuro estaban en el pasado, y desde entonces la chica no ha parado de soñar con un castillo y un caballero a lomos de un caballo. Ahora Montse tiene la oportunidad de viajar a Edimburgo y poder visitar el castillo de Elcho en Perth, el castillo de sus sueños. 

Las tres amigas se disponen a pasar unas vacaciones maravillosas y divertidas, sin saber que en Edimburgo se encontrarán con Erika quien, de nuevo, dejará que Montse pida tres deseos. La chica no duda en pedir conocer al hombre de sus sueños y una aventura para las tres amigas, incluyendo un ligue para Juana. Sus deseos se harán realidad y las chicas irán a parar al siglo XVII, donde Montse conocerá al duque Declan Carmichael y Juana se enamorará de Alaisthar Sutherland. 

A pesar de que tenía muchas esperanzas en este libro, no esperaba que me gustara tanto. He leído reseñas de todo tipo, pero quizás las que más recuerdo y tengo presente sean las que lo ponían como un libro normalito, de 3 o 3,5. 

La historia de Te esperaré toda mi vida se narra en dos planos históricos diferentes: el presente, 2010 y el pasado, 1689, aunque el prólogo está datado en 1429. Casi la totalidad de la novela trascurre en 1619, la época de Declan, la fecha en la que las tres amigas han aparecido por error, por dos caprichosos deseos que pidió Montse. Las chicas han de habituarse a las grandes diferencias que separan esta época del siglo XXI, acomodarse en una sociedad que no es la suya e intentar pasar desapercibidas y aparentar normalidad. El prólogo narra la historia de una maldición que cae sobre los Carmichael: un medallón dividido, un clan condenado a no ser feliz, a no poder disfrutar del amor. Declan perdió a su mujer por culpa de la maldición y hasta que el medallón no se recomponga, esta no desaparecerá. Montse ha llegado al castillo de Elcho para traer la felicidad de todos, excepto la del duque, que no puede ni verla. Sin embargo y como todos podemos imaginar, este odio se trasformará en deseo al cabo de unas cuantas páginas, y la tórrida relación de Declan y Montse hará que nuestro corazoncito palpite desenfrenado.

El ritmo de la novela es bastante ágil. Si no fuera porque he estado muy ocupada estos días, la historia me habría durado un suspiro; las doscientas últimas páginas me las leí en un rato. La narración es muy Maxwell: coloquial, fresca, divertida. Las chicas tienen un lenguaje muy particular para el siglo XVII y esto no pasará desapercibido para los habitantes de Perth. La historia es divertidísima y he reído mucho leyéndola, aunque al final también se me ha escapado alguna que otra lagrimilla. Al final. Sí, ese final que no sabía qué me depararía, pues durante la lectura no podía hacer otra cosa que pensar en cómo Maxwell arreglaría todo lo que había liado. La narración de esta autora me recuerda mucho a la de Regina Roman y creo que sus libros, o más bien sus personajes, tienen mucho en común. Un detalle que no ha dejado de hacerme reír ha sido el de los nombres que las chicas se ponen; en Te esperaré toda mi vida tendremos una Cindy Crawford, una Norma Duval y una Paris Hilton, y cada vez que el nombre cobraba un poco de protagonismo, tenía que parar de leer de la risa que me entraba.

Las tres se miraron y Montse, secándose las lágrimas, esbozó una sonrisa que hizo entender a sus amigas que nada bueno vendría a continuación. -Mi nombre es Cindy... ¡Cindy Crawford! Se sorprendieron, pero la canaria aprovechó la cotyuntura. -Yo soy Paris Hilton. -Y yo... ¡Norma Duval! -sentenció Julia con convicción.

Personajes hay unos cuantos, así que seré breve con ellos para poder mencionar a varios. Montse/Cindy Crawford es una mujer muy Maxwell: con un pasado infeliz, pero fuerte y valiente, con carácter y ganas de ser feliz. Juana/Paris Hilton es divertidísima, y también tiene el carácter de una mujer valiente y fuerte. Julia/Norma Duval es mayor que las otras dos, dulce y amable, quizás la más experimentada y la única con dos dedos de luces. Declan es un cabezota, un déspota. Es muy orgulloso, terco, frío. Tiene una hija preciosa a la que no hace caso y se pasará la mitad del libro discutiendo con Montse. Sin embargo, este carácter duro se debe a la pérdida de su mujer años atrás, y un hombre tan poco agradable acabará ganándose el corazón de muchas. Alaisthar es el amado de Juana, un highlander pelirrojo que nos hará reír con su particular forma de tratar a la más pequeñita de las amigas. Maud es la hija de Declan, una niña dulce y cariñosa, pero falta del amor de su padre, a quien teme. Rose es una mujer remilgada, cruel y nada amable. Busca la compañía de Declan y desprecia a todo el mundo. Sin embargo, este personaje acabará siendo toda una sorpresa.

-Señor, me alegra enteramente que sepáis sonreír -dijo, al sentir que se relajaba. -¿Por qué decís eso?  -Porque es la primera vez que os veo hacerlo.

Te esperaré toda mi vida es un libro muy divertido, con unos personajes brillantes que se ganarán el cariño del lector y una historia tierna a la vez que maravillosa. Esta historia, tan carente de verosimilitud, hará que deseemos que todo sea real, que las chicas sean felices, que todo salga bien. Una novela que te hará reír, suspirar, temblar y darte cuenta de cuáles son las cosas por las que merece luchar, las cosas que realmente hacen feliz a uno. Esta novela me ha enseñado a ser mejor persona y también a ser un poquito más feliz. 

Ráting Melódico: 

♬ Gracias a Éride Ediciones por la novela ♬