Amor inmortal, Cate Tiernan

Hace algunas semanas que tengo este libro, pero no ha sido hasta ahora, cuando hace relativamente poco tiempo que salió la segunda parte, que he decidido cogerlo. 

Amor inmortal, Cate Tiernan

Nastasya es una inmortal de más de cuatrocientos años. Suele salir a divertirse con sus amigos e ir de fiesta en fiesta cada noche. Hasta que su amigo Inocencio hace magia para dañar a un taxista. Entonces Nasty se siente mal por primera vez y desea desaparecer. Coge un avión que la lleva al otro lado del charco y se esconde en la casa de River, una mujer que conoció años atrás. 

Resulta que River tiene una especie de casa de acogida donde los inmortales se quedan para encontrar la luz y dejar su lado malvado.  Nasty no encaja ahí, ella siempre ha sido rebelde, no ha acatado las normas, e ir a clase de herbología, gemas, etc. no le resulta muy llamativo. Pero se queda. Allí conoce a Reyn, Nell y otros inmortales más, cada uno con un pasado. Ella, por supuesto, no tiene ninguna intención de revelar el suyo. Pero un día un recuerdo le viene a la mente, un recuerdo en el que aparece Reyn. Un recuerdo no muy bueno. ¿Puede que Nasty conoceriera Reyn de antes? No puede ser, ya que él dice tener menos años de los que tiene ese recuerdo. Sin embargo, Nasty no puede negar que el Reyn real y el de su sueño son idénticos. 

Por supuesto, ya lo sabes, los inmortales somos humanos. No somos extraterrestres llegados para infiltrarnos en la Tierra y quedarnos con todo. Somos completamente humanos, solo que... no nos morimos con tanta frecuencia.

Este libro me ha dado más de un dolor de cabeza. No tenía muchas expectativas, la verdad, ya que no sabía muy bien de qué iba la historia antes de comenzar a leerla. Con Amor inmortal he tenido un antes y un después. 

La historia es original en tanto que los personajes son seres inmortales. Ya sé que tenemos a los vampiros, a los zombies, a los ángeles que, en teoría, son inmortales (o están muertos y son inmortales en muerte), pero Nasty y sus amigos son inmortales sin más. Son seres humanos, con la única diferencia de que para matarlos hay que decapitarlos. Nunca he leído una novela en la que tengamos seres humanos inmortales (no vampiros o ángeles) y la verdad es que me ha gustado hacerlo. Más allá de eso, no tenemos mucho más que sea original, aunque no por ello la novela pierde su encanto. He dicho que con este libro tuve un antes y un después y voy a explicar por qué: al principio, la historia me parecía aburrida, no me enganchaba, ni tan siquiera tenía nada que me indujera a seguir leyendo, pero ya sabéis que yo nunca dejo un libro a medias, y en este caso, me alegro de tener esta particular manía. La segunda mitad del libro, una vez leídas unas doscientas cincuenta páginas, me empezó a enganchar. No es que a partir de ahí hubiera acción o amor. No hay nada de esto a lo largo del libro. Es que a partir de ahí, la historia pasada de Nasty me atrapó. El libro narra el presente de la protagonista, pero también tenemos algunos recuerdos de ella gracias a los cuales conocemos parte de su pasado, y esto es lo que más interesante me ha parecido. Además, los recuerdos terminan en el momento más interesante, por lo que me dejaban una sensación de ansiedad y muchas ganas de conocer el resto de la historia. 

El ritmo de la novela me ha parecido bastante lento. No hay acción, tan solo un poquito al final, cuando se revelan los secretos y recuerdos de Nasty. Tampoco hay amor, quizás un poco, pero muy, muy poco, y también al final. Entonces, ¿qué hay? pues lo que ya he dicho: unos personajes originales, muchos de ellos con pasados turbios que dan ganas de conocer, y una forma de narrar con la que la autora atrae a cualquier joven. La protagonista es sumamente irónica, y eso es algo que me gusta mucho en las novelas. El lenguaje es muy familiar, Nasty no tiene pelos en la lengua y llama a las cosas por su nombre. Además, hay una gran cantidad de unidades fraseológicas, me hubiera gustado leer el texto en inglés para admirar el trabajazo que ha hecho la traductora, Angélica López.

Me di la vuelta y salí en tromba de la cocina. Si hubiera sido Scarlett O'Hara, él habría echado a correr detrás de mí, me habría tomado en sus viriles brazos y me habría arrastrado escaleras arriba para convertirme en una mujer de verdad.

De los personajes, tan solo voy a mencionar a los que más me han gustado: Nasty, la protagonista, por ser tan sarcástica, por su rebeldía, por darse cuenta de que algo en su vida falla y por ser capaz de madurar después de casi cuatrocientos cincuenta años. Reyn por ser tan misterioso, porque, aunque no es un personaje que  me haya gustado desde el principio, al final me ha hecho ponerme de su lado, por su frialdad y su silencio. Nell por ser tan insoportablemente perfecta y tan insoportable a secas, porque no es lo que parece. River por ser tan amable y confiar ciegamente en la gente, por aportar ese punto de bondad en la novela. 

A pesar de haber empezado con mal pie con esta novela, he acabado deseando haber tenido en la estantería la segunda parte. Es un claro ejemplo de por qué no debo dejar los libros a medias: a veces hay libros que empiezan siendo muy aburridos y acaban narrando grandes historias. No creo que Amor inmortal sea una gran historia, pero sí creo que es una buena novela y, personalmente, me ha dejado con ganas de leer la segunda parte a la de ya.

Ráting Melódico: