Mujer mirando al mar, Ricardo Gómez

La reseña de hoy es de un libro del que no tendría ni idea de su existencia si no fuera porque lo gané en un concurso de Libros de Ensueño en Navidad.

Mujer mirando al mar, Ricardo Gómez

Un escritor decide ir a echar un vistazo al Rastro de Madrid. En un puesto, encuentra una carpeta roja en cuyo interior hay unos poemas. Nada interesante, a primera vista. Sin embargo, algo le impulsa a comprar esta carpeta. Al leer con detenimiento lo que hay en su interior, se da cuenta de que tiene algo muy valioso en sus manos: unos poemas que narran la historia de Elena y Pablo, un matrimonio que ha vivido una situación límite. 

Nuestro escritor decide investigar esta historia y dar con la protagonista de la misma. Al mismo tiempo, se ha propuesto escribir un relato o una novela, ampliando la información del poema, contando la historia de Elena y Pablo.

Ya sea positivo o negativo, Mujer mirando al mar es una historia diferente. He leído mucho, pero nada igual a esta novela. Mi primera impresión podría ser: es rara de narices. Y sí, lo es, porque Mujer mirando al mar no tiene una historia común ni está narrada de una manera corriente.

Voy a empezar hablando un poco del tipo de historia que esconde esta singular novela que, por cierto, ha sido el Premio Gran Angular del 2010. El libro esconde la historia de un escritor y, según yo puedo deducir, el trayecto que sigue en el proceso de escribir una novela. Se hace mucho hincapié en los pasos que sigue el protagonista para escribir, en el modo que él considera mejor hacerlo. Esta novela narra una historia dentro de una historia: la historia del escritor, del que nada se sabe además de que es escritor, que encuentra unos poemas que le inspiran para escribir una historia. También conocemos la historia de Pablo y Elena, los protagonistas de los poemas. Pero es que a estos dos los conocemos desde dos perspectivas distintas: la realidad (la de los poemas) y la que el escritor nos da, porque es la que él imagina que podría ser la real.

Aquella noche, en la habitación de la pensión, leí el poema tratando de ajustarlo al perfil de la muchacha que había conocido a mediodía. Me dejé llevar por el liviano erotismo de algunos versos y la imaginé enamorada de su hombre, sin papeles ni bendiciones, con esa clase de animalidad amorosa que solo es posible en las mujeres que viven apegadas a la tierra y al mar. Totalmente entragada a su hombre. Capaz de todo. Incluso de matar por él. Y de morir por él.

La narración, como ya he dicho, no es para nada corriente. No hay diálogos, solo un par de frases en el relato que escribe el escritor. Ni siquiera sabemos datos del protagonista; si no me equivoco, ni tan siquiera su nombre se menciona. Todo lo narra él en primera persona. Además de su punto de vista, también aparecen a lo largo del libro los poemas que, supuestamente, escribió Elena. Pero eso no es todo, el escritor nos muestra el relato que escribe y, al final, tenemos una carta de la que no voy a decir nada más.

El ritmo es lento y, en mi opinión, pesado. La historia va muuuuuy lentamente, poco a poco. Hay mucha descripción, muchos adjetivos. Lo cierto es que esto hace que la novela sea muy visual, que imagines todo lo que vas leyendo y te hagas una idea de cómo es, pero a mí me ha resultado pesado y, en ocasiones, agobiante. Si no fuera por eso, habría tardado mucho menos en leer el libro, pues es muy finito. Eso sí, tengo que decir que el autor escribe muy bien.

De las dos historias, me quedo con la de Elena y Pablo. Sinceramente, la del escritor no me gustado, me ha parecido aburrida y pesada, pero cuando se hablaba de Pablo y Elena, salían los poemas y el relato que, al final, hace el protagonista, me ha gustado más. Su historia me tenía intrigada y el final me ha parecido muy bueno.

Mujer mirando al mar es una historia diferente contada de una manera diferente. Personalmente, la historia no me ha gustado, a excepción del relato de Pablo y Elena, pero ya sabéis que en cuestión de gustos, no hay nada escrito.

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