El espíritu del último verano, Susana Vallejo

Ha llegado el verano y a mí en esta época del año, oye, que me gusta leer alguna que otra novela veraniega. El año pasado me equivoqué con Aquel verano, y esta vez he empezado con El espíritu del último verano, y la experiencia no ha sido para nada mala.

El espíritu del último verano, Susana Vallejo

Fran ha tenido un sueño extraño: su abuela se le ha aparecido para decirle que regrese a la Casa del Árbol, a ese lugar en el que tantos veranos pasó tantos momentos agradables. Cuando despierta, Fran no lo duda: llama al trabajo, dice que está enfermo y vuelve a la antigua casita de sus abuelos. Y, entonces, nos cuenta su historia, la historia de su último verano en la Casa del Árbol.

Para Fran, ese sería un verano como otro cualquiera, hasta que en una excursión que hace con sus abuelos, sus tios, su madre, sus vecinos, la nieta de sus vecinos y la prima de esta encuentran un pergamino con un poema. Se trata de un texto que tiene muchos años de antigüedad, en el que hay una poesía sobre una reina mora. Todos están de acuerdo en que es una especie de mapa del tesoro. Al principio todos se involucran en la búsqueda del tesoro, pero después son Fran, su vecina Alba y la prima de esta, Feli, los que investigan el poema de la reina mora.

El espíritu del último verano es una auténtica búsqueda del tesoro. Me he encontrado maquinando junto a los protagonistas la manera de llegar hasta ese lugar al que conduce el poema, le he dado vueltas a la cabeza pensando qué querría decir eso de la locura y el vértigo... aunque, para qué negarlo, soy un desastre con los acertijos, y si hubiera dependido de mí, no habría acertado ni la primera pista.

Creo que esta novela no tiene una historia original, porque hay muchos libros sobre tesoros escondidos, mapas y búsquedas. Pero me ha gustado especialmente el trato que se le da a la familia en El espíritu del último verano. Están todos metidos en el ajo: los abuelos, los hermanos de los abuelos, los tios, la madre y hasta los vecino y su nieta y tienen una unión envidiable, la verdad. Si algo ha hecho esta historia es hacerme reflexionar sobre lo bonita que es una familia unida.

- ¿No es hermoso?- dijo mi abuela Flor- Este paisaje inspira... Acompaña a la paz del espíritu. Mi abuelo Ricard se acercó a ella, y con un inusual gesto de amor conyugal en una generación que por lo general ocultaba sus afectos, la abrazó.

La narración es muy fluída. La autora emplea un lenguaje cercano, hay mucho diálogo pero tampoco falta la descripción. Al principio, se intercala presente y pasado (la visita de Fran a la casa por el sueño, y lo que ocurrió ese verano), para luego continuar contando el verano y acabar hablando del presente. Me ha llamado especialmente la atención que se trate el tema de las variedades dialectales. Llamadme friki, pero esto me interesa muchísimo. Es interesantisísimo cómo personas de ciudades diferentes dentro de un mismo país denominan a la misma realidad de maneras distintas. He ahí el ejemplo de los tejanos o vaqueros, las bambas o zapatillas, etc. 

Los personajes son muy variados, ya que hay unos cuantos. Esta vez, los protagonistas no han sido mis preferidos, sino los abuelos. Flor, la abuela de Fran, me ha gustado mucho, porque representa todas las cosas bonitas que piensa una persona al pensar en la palabra abuelo, y a mí estas cosas me ponen muy sensiblona, la verdad. Ricard, el abuelo de Fran, también es un gran personaje y ha conseguido emocionarme. El resto de la familia es genial también, todos han conseguido hacerme reír y disfrutar con esas situaciones tan divertidas. Fran, el protagonista, ni me ha gustado ni me ha dejado de gustar, es un chico muy corriente. Alba, la vecina, más de lo mismo, tampoco se la llega a conocer muy bien y no me ha llamado especialmente la atención. Feli, la prima de Alba, me ha caído más bien mal, aunque no sabría decir por qué.

Comencé el descenso despacio y sólo cuando la senda dejó de ser peligrosa, corrí. David luchó contra Goliath, Luke Skywalker contra Darth Vader, Harry Potter contrar Lord Voldemort y yo luché contra crueles zarzales, piedras resbaladizas, raíces de árboles, desniveles capaces de sorprender al más hábil de los tobillos y sobre todo... contra el calor

Tengo que mencionar el final de la novela... y es que, aunque lo veía venir, me ha parecido emocionantísimo. Es predecible, al menos a mí me lo ha parecido, pero es muy bonito y triste a la vez y a mí me ha hecho soltar alguna que otra lágrima.

Es bonito leer este tipo de historias. Aunque El espíritu del último verano no sea una obra maestra, ni sea un libro que vaya a recordar siempre, ha conseguido emocionarme por motivos más allá de la propia historia: por el fondo, por el mensaje, por esa imagen de una gran familia. Es una lectura entretenida, llena de aventuras, agradable y sencilla, pero una buena lectura.

Ráting Melódico: 

♬ Gracias a la editorial Edebé por el ejemplar ♬