Reseña: Amor en la fila 27, Eithne Shortall

Amor en la fila 27, Eithne Shortall

Traductora: Natalia Navarro

Editorial: Kiwi

320 páginas

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¿Qué pasa cuando Cupido juega a ser copiloto? Todavía recuperándose de una ruptura, Cora Hendricks ha renunciado a encontrar el amor. Para ella, en realidad. Para pasar el tiempo, mientras trabaja en el mostrador de check-in de Aer Lingus en Heathrow, Cora empieza a jugar a ser Cupido con parejas solteras durante el vuelo. Utilizando solo su intuición, Internet y a la afable asistente cómplice, Nancy, la fila 27 se convierte en el laboratorio del amor de Cora. En lugar de sentarse al azar, dos pasajeros, de forma involuntaria, se sentarán junto a la persona de sus sueños, o no. Cora asegura que la fila 27 es solo algo de diversión, pero mientras ella está ocupada haciendo que salte la chispa a gran altura, el amor que había abandonado para sí misma podría haber aterrizado justo en frente.

(Sinopsis de la editorial)

Amor en la fila 27 fue toda una sorpresa para mí. Al leer de qué iba pensé que sería un libro muy de estilo comedia romántica, que sería sencillo y entretenido, agradable de leer, pero sin más. Hay en esta historia más de lo que parece, más de lo que se intuye al leer la sinopsis. En primer lugar, me parece muy original la trama que ha inventado Eithne Shortall, que nos regala varias historias en una: la de Cora, pero también la de todas sus parejas, aunque estas últimas lo haga de forma breve, contándonos qué es lo que sucede en los vuelos que comparten, pero no más allá de eso. Pero, aunque las pequeñas historias de romance (o no) artificiadas por Cora son entretenidas y simpáticas, es la de la protagonista la que realmente tiene peso, y la suya no es una vida sencilla.

Lo que no me esperaba con este libro era emocionarme y así ha sido. Tengo una lista de temas que suelen sacar a relucir mi vena sensible, y la relación entre madres e hijas es uno de ellos, sobre todo cuando, como es el caso, hablamos de madres enfermas. Cora es la niña de su madre, la pequeña, la sensible, la que ha tenido un desengaño amoroso que le ha cambiado la vida. Que la madre de Cora sufra Alzhéimer es un golpe durísimo para la protagonista, que es incapaz de aceptar que la mujer que la ha cuidado, consolado y querido durante toda su vida se esté apagando; que esa mujer vaya olvidando poco a poco momentos bonitos con ella, que su madre vaya perdiendo su esencia y quién es. Hay escenas muy duras en este libro, sobre todo esas en las que Cora reflexiona acerca de la situación de su madre, de cómo va a ir desapareciendo la persona que ella conoce como su madre. Así que no, Amor en la fila 27 no es un libro divertido como tal vez parezca, tiene bastante drama y, aunque también hay escenas graciosas y la protagonista es un poco loca y muy divertida, esta es en su mayoría una novela bastante seria.

Los personajes, por su parte, son todos estupendos, sobre todo Cora, nuestra protagonista. Como ya he dicho, es bastante loca y divertida, tiene una personalidad muy interesante y, aunque por dentro alberga un gran dolor (por la situación de su madre, por un desengaño amoroso que le impide encontrar el amor), por fuera es dicharachera, simpática y bastante extrovertida. Me parece una protagonista como pocas. También algunos de sus pasajeros me han robado el corazón, Igrid y Aiden son muy interesantes y poco a poco vamos conociendo sus historias también.


Amor en la fila 27 me ha gustado mucho, primero porque me ha sorprendido, segundo porque me ha emocionado y tercero porque su protagonista me ha fascinado. Además, lo de los romances en la fila 27 me parece de lo más original.