La chica de los ojos tristes, Noelia Hontoria

La chica de los ojos tristes, Noelia Hontoria

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252 páginas

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Se preguntaba el gran Joaquín Sabina en una de sus canciones: “¿cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?”. Para Adriana, la pequeña isla de Malta representa su segunda y última oportunidad de recomponer los pedazos en los que se ha roto su vida. Huyendo de un pasado que no deja de atormentarla, una madrugada de octubre coge su maleta y embarca dispuesta a comenzar de cero. Un todo o nada donde VIVIR, será siempre su única meta.

(Sinopsis oficial)

Qué cubierta más bonita y qué sinopsis más atractiva. Además, ya he dicho en numerosas ocasiones que me encantan los libros que tienen un poco de literatura de viajes: un libro en el que, además de una historia, también hay una presentación de una ciudad o país, pero no simplemente como telón de fondo, sino que el lugar en sí es un personaje más de la historia. En La chica de los ojos tristes conoceremos Malta, pero lo conoceremos bien, pues no solo se presenta, sino que, además, se explica, se describe y se detalla. Y yo, que adoro viajar, que amo conocer lugares nuevos, me he descubierto buscando imágenes de todo lo que iba apareciendo en la historia. Y os aseguro que Malta no me atraía nada (aunque para mí no era desconocida) y ahora me han entrado ganas de ir. Puede que no sea un lugar muy bonito, pero no todos los lugares especiales tienen que serlo. Es ese personaje, Malta, uno de los que más me han gustado de la historia, como suele pasarme con este tipo de libros, y de verdad que he disfrutado acompañando a Adriana en su aventura por este país extraño para ella y para tantos.

Como a veces hago, voy a dividir la reseña en aspectos positivos y otros menos positivos, y empezaré por estos últimos porque, en general, mi sensación es buena y por ello quiero acabar con lo mejor. Me parece que el principal inconveniente de la historia es que es breve y precipitada. Confieso que lo de que sea corta fue un empujoncito para leerla, porque tengo muchos libros pendientes y he colado este entre todos por esa razón. No obstante, me parece que la idea tiene mucho potencial y que habría estado muy bien que se desarrollara un poco más. Por ejemplo, el romance surge casi de inmediato, en el día uno, y dado el pasado triste que arrastra la protagonista y su inseguridad a iniciar una relación, me ha parecido demasiado precipitado. Y, por si fuera poco, hay un triángulo amoroso. Para una chica que tiene reparos a la hora de intimar con gente y hacer amigos. No me parece mal que lo haya, de hecho le da vidilla a la historia, pero me hubiera gustado que se hubiera desarrollado con más paciencia. El otro aspecto que me tiene un poco indecisa es el final. Por una parte me gusta porque es distinto, porque no he leído un final tan amargo y real en ninguna otra novela. Pero, por otra parte, no puedo evitar tener la sensación de que el final anula todo lo demás, que volvemos al principio sin haber arreglado nada. Aunque supongo que lo que la autora quería transmitir con ese desenlace es que sí ha cambiado algo, que Adriana ha cambiado.

Mi pasado siempre vendrá conmigo, pero ahora sí puedo sujetar el lápiz con el que escribir mi futuro.

Pero, repito, esta novela tiene aspectos muy buenos que me han gustado mucho. Lo primero que voy a mencionar (después de haber recalcado ya lo del lugar en el que se desarrolla) es que se lee muy fácil, que el ritmo es muy constante y que Noelia escribe muy bien. Me ha gustado mucho el estilo de la autora y os puedo asegurar que a lo largo de la lectura he ido anotando unas cuantas citas que son realmente preciosas. Otro aspecto muy positivo de la historia es el mensaje que encierra. Adriana es una mujer fuerte, a pesar de lo débil que pudo ser en el pasado. Tiene muy claro que a quien de verdad tiene que querer es a ella misma, que no se puede dejar manejar por ningún hombre y que debe tomar las riendas de su vida. Qué peligroso es el amor en tantas y tantas ocasiones, qué absurdo se vuelve el ser humano cuando se enamora, pero tenemos que ser capaces de ver cuándo una relación es tóxica, cuando nos hace más daño que bien. Hace mucho tiempo leí en alguna parte que cuando pasas los días infeliz por una relación, cuando lloras por todo, cuando te sientes inseguro, cuando sientes que estás triste es porque en realidad no es una buena relación; que estar enamorado es sinónimo de ser feliz, no de llorar a todas horas. Adriana lo sabe muy bien  y me gusta que saque garra y sepa decir que no cuando hay que hacerlo, aunque sea porque la vida le ha dado un buen tortazo y haya aprendido a consecuencia de ello. De verdad, hay que estar muy concienciado de lo peligrosos que son los celos; celos no es igual a amor, que tu pareja sea celosa no significa que te quiera más. La confianza sí es sinónimo de amor. Para terminar, mencionaré de nuevo ese final, que tanto me ha trastocado. Que sí, que me ha gustado, a pesar de lo que he dicho anteriormente, y es que es un final diferente a cualquier otro que podamos encontrarnos en una novela juvenil romántica. Es un final amargo, pero necesario. Eso sí, este final pide a gritos una segunda parte.

En resumidas cuentas, La chica de los ojos tristes es un libro muy entretenido, se lee muy fácil y tiene un mensaje que todos deberíamos repetirnos cada día. No es una novela perfecta, pero cuenta una historia muy atractiva, presenta a una protagonista fuerte y tiene un final bastante original. Me ha encantado conocer a Adriana y conocer Malta.