Una tienda en París, Màxim Huerta

Una tienda en París, Màxim Huerta

Editorial: Ediciones Martínez Roca

349 páginas

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¿Alguna vez has pensado empezar de cero en otra ciudad? Fue entonces cuando todo cambió. Justo al acercarme a aquel viejo cartel de madera escrito en francés que vendían en un anticuario improvisado de Madrid. Aux tissus des Vosges, Alice HUMBERT, nouveautés.

Entré sin decir nada. Tenía la mirada perdida del que logra lo que quiere. En pocos segundos presentí un vuelco y una irreprimible necesidad de cambiar de vida. Traducido quería decir: tejidos de los Vosgos, Alice Humbert, novedades. Significaba más, mucho más...

(Texto extraído de la ficha en la web de la editorial)

Como ya hablé detenidamente de ello hace un tiempo, me ahorraré el discurso ese de que no me gusta leer libros de estrellas de la televisión. Cogí Una tienda en París porque mi hermana se empeñó en que lo leyera (y lo hice cerca de un año después de que me dejara el libro). No voy a negarlo, el título me atraía mucho, la palabra «París» es muy atractiva, ¿verdad?

No tenía muchas expectativas y lo cierto es que tampoco sabía bien de qué iba el libro, solo que se había hablado muy bien de él y que a mi hermana le había gustado mucho. Al empezarlo me quedé un poco desconcertada, pues no lograba congeniar con el tono del autor. Me parece que esta novela tiene dos fallos, que son los siguientes: 1. el principio es aburrido, espeso, difícil de leer y se hace largo (fueron más de cien páginas preguntándome si seguía o abandonaba la lectura). 2. el estilo del autor no me ha terminado de gustar. Ya sé que es cuestión de gustos, pero me parece que la historia se hace muy densa y que los diálogos no fluyen. Los diálogos, ese ha sido mi mayor inconveniente con esta novela. Puedo entender que en la historia de Alice, en el París de los años veinte, las conversaciones no fueran como ahora y que el autor se valga de un estilo más serio. Pero la historia de Teresa se sitúa en la actualidad, y me ha resultado muy forzada su forma de conversar con los demás, sus frases ortopédicas, sus sujeto, verbo, predicado, punto, sin ningún tipo de elemento propio de la oralidad, sin titubeos, sin musicalidad. 

Aparte de estos dos aspectos y de que uno de ellos -el del estilo- se encuentra a lo largo de todo el libro y hace que, en mi caso, la historia pierda, lo cierto es que la historia, lo que es la trama en sí, me ha gustado bastante. Me ha recordado mucho a Midnight en París, una película de Woody Allen que me gusta mucho. Nos encontramos con la historia de Teresa, que encuentra un cartel de una tienda y se siente en la necesidad de descubrir quién fue su dueña, que se muda a París y decide llenar su vida, hasta entonces gris, de color, decide desligarse de las ataduras que la unen a su tía, que es una tirana, y vivir su vida. Y tenemos la historia de Alice, la dueña de esa tienda en París, que no tuvo una vida fácil, que tuvo que posar desnuda para ayudar a su familia pobre a poder comer. La historia de Alice Humbert, que se desarrolla en el París de los años veinte, con los bohemios, los pintores, las modelos, las juergas desenfrenadas, la moda. Me ha gustado mucho la historia de esta chica, a pesar de que en ocasiones sus reacciones me han parecido frías y sin sentimiento. La de Teresa tampoco está mal, me gusta su evolución, me gusta cómo va encontrando poco a poco su lugar.

-Digamos entonces que estoy cansada del color negro. Que ya no puedo más, que llevo mucho tiempo instalada en ese color, que tengo ganas de saber cómo son los colores, de dónde vienen, cómo usarlos, llenar... mi liezo de color. -No hace falta que diga lienzo, puede decir «vida» si quiere.

No es una novela magistral, en cierto modo esperaba más, sabiendo que Màxim Huerta ha ganado el Premio Primavera 2014, pero todo mi problema con este libro radica en la forma de narrar del autor, pues la historia que nos cuenta me ha gustado y la he disfrutado. No me habría importado seguir leyendo sobre Alice Humbert, descubrir más la noche parisina, la situación del momento e incluso entrever a algunas personalidades que sí existieron en realidad, pues en Una tienda en París aparecen personas como Kiki de Montparnasse, Moïse Kisling, Modigliani o Coco Channel, entre otros (de los que ya me he encargado de buscar información).

Me ha sorprendido el tema de esta novela y, aunque también me ha decepcionado un poco el libro por el tono en el que está escrito, me he descubierto disfrutando de la vida de Alice Humbert, sobre todo de la de ella, y de esta historia en general.