Amy y Roger, Morgan Matson

Amy y Roger, Morgan Matson

Traductora: Aida Candelario Castro

Editorial: Plataforma Neo

393 páginas
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Para encontrar el verdadero camino, a veces tienes que perderte...

Amy no quiere que llegue el verano. Su madre ha decidido mudarse al otro extremo de los Estados Unidos, y ahora Amy tiene que llevar el coche de California a Connecticut. El problema es que, desde la muerte de su padre en un accidente de tráfico, no se siente capaz de ponerse al volante. Y aquí entra Roger, un amigo de la infancia que también debe viajar al otro lado del país, y que carga con sus propios problemas.

A medida que avanzan, ambos descubrirán que las personas que menos esperas pueden convertirse en las más importantes y que a veces es necesario dar algunos rodeos para llegar a casa.

(Texto extraído de la contracubierta del libro)

No hace mucho leí un road trip que me fascinó, por lo que no voy a negar que comencé Amy y Roger con cierto temor, con el convencimiento de que no podría superar mi anterior lectura, de que la sombra de aquella historia haría que esta no me gustara tanto. No obstante, Amy y Roger merece ser juzgada sin que otras lecturas condicionen, sin comparaciones, pues es una historia que posiblemente cojas pensando que va a ser tan solo entretenida y que resulta ser mucho más. Amy y Roger no es un solo un road trip, no podía serlo, es también una historia triste y esperanzadora, bonita.

Hay muchas cosas que destacan en este libro y una de ellas es la edición tan bonita y mimada. A la protagonista le regala su madre un cuaderno de viaje para que vaya rellenando y este cuaderno sale en el libro. De este modo podemos ver fotografías reales de los lugares que visitan, las playlists que ponen en el coche, los tickets de las cosas que compran, descripciones de los estados que van visitando. También hay un mapa en el que va apareciendo el recorrido que hacen y que viene muy bien para hacerse una idea de cómo es el viaje. Me ha encantado poder ver las fotos de los lugares que visitan, hace que todo resulte más real; dicen que una imagen vale más que mil palabras y en ocasiones, después de una descripción, no hay nada como ver con tus propios ojos, y eso es lo que me ha pasado a mí con la carretera más solitaria de los EE.UU., cuyas fotos me ha gustado poder ver.

Otro de los aspectos más destacables es el relacionado con los personajes. Amy y Roger son reales, son personas de carne y hueso, con sus fallos y sus virtudes, con sus problemas, con sus historias, con sus dudas. Amy arrastra una historia devastadora y Roger está atravesando un mal momento. Ambos se encuentran, probablemente, cuando más se necesitan y forjan una amistad que les ayuda a romper las barreras y a decidir echar hacia delante. No calificaría esta novela como romántica, en mi opinión no es una historia de amor, sino una de amistad, de confianza y de superación. Los chicos van conociéndose poco a poco, al principio no confían el uno en la otra, pero a medida que avanza su viaje se descubren. A los que les gusten las historias que se cuecen a fuego lento les encantará la relación de Amy y Roger.

La tercera cosa que voy a destacar es el trasfondo de la historia, lo que hay más allá del viaje. Como ya he comentado, ambos protagonistas tienen sus problemas. Amy ha perdido a su padre, se siente culpable y es incapaz de superarlo. A Roger lo ha dejado su novia sin dar explicaciones. El caso de Amy me ha roto el corazón. He leído historias y más historias con esta temática, pero la autora, Morgan Matson, tiene algo especial para describir emociones, para hacer que una situación se vuelva real. Vamos conociendo con cuentagotas lo que realmente ocurrió, aunque bien es cierto que se intuye desde el principio. También vamos presenciando las reacciones de Amy en diferentes situaciones. Es demoledora su historia, demoledor en qué se ha convertido su vida, demodelor su sentimiento de culpabilidad. El caso de Roger, comparado con el de la chica, puede no tener mucha importancia, pero es vital también para que el joven descubra a Amy y descubra lo que quiere realmente.

-Pero... -interviene, doblando las piernas. No tenía planeado participar en esa conversación, pero las palabras escaparon de mi boca antes de poder detenerlas o ensayarlas-. Pero ¿y si tu hogar ha desaparecido? -Pensé en el cartel de la inmobiliaria y el mensaje de «Bienvenidos a casa» que no iba dirigido a mí ni a mi familia: a ninguna de las personas que de verdad vivían allí-. Entonces, ¿qué? Roger me miró con el ceño fruncido. -En ese caso, supongo que tu hogar es la gente que hay en él -contestó Drew-. Tu familia. -¿Y si ellos tampoco están? -insistí mirando al frente, hacia los greens ondulados en lugar de a él o a Roger. Me obligué a mí misma a decirlo, esforzándome por mantener la voz firme-. Es decir, ¿y si tampoco tienes a tu familia? Drew me miró, y vi sorpresa y una pizca de compasión en su cara. -Entonces, supongo que creas un nuevo hogar. ¿No te parece? Encuentras otra cosa que te haga sentir en casa.

El ritmo de esta novela es muy ágil, se lee muy fácilmente y es el típico libro que empiezas y no sabes elegir el momento para soltarlo. Tiene escenas preciosas y otras que te hielan el corazón. Es una historia que va de menos a más, en la que los personajes evolucionan muchísimo, sobre todo ella, y que está impregnada de sentimientos y emociones. Además, me parece una lectura muy veraniega, lo que la hace perfecta para estas fechas que se acercan.

Hay algo más de lo que quiero hablar, y es del final. Como ya he dicho, los personajes evolucionan mucho y se crea entre ellos un sentimiento de confianza muy bonito. El final es perfecto y no es un final triste. No obstante, al cerrar el libro, me quedé con un sentimiento de tristeza enorme. Es de estas ocasiones en las que te metes tanto en la historia que te la crees, que tienes la sensación de que conoces a los personajes y que cuando la acabas no puedes dejar de pensar en ella. Me ha entristecido mucho porque, aun siendo un final bonito, sé que hay mucho más que en el libro no se cuenta. Después de ese final hay otra historia, sobre todo para Amy y para su familia, que tantas cosas tienen que hablar y tanto apoyo se tienen que dar para superar la muerte de su padre e intentar ser felices. Lo duro llega tras ese final, pues este solo acaba con el fin del trayecto.

Amy y Roger es una historia magnífica, de esas que empiezas a leer pensando encontrar mero entretenimiento y descubres mucho más, y quedas encantada, y te enamoras. Ha sido toda una sorpresa que me ha hecho reír, suspirar y entristecerme.