Hyde, David Lozano

Hyde, David Lozano

Editorial: Alfaguara

342 páginas

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Un grupo de estudiantes ha sido seleccionado para formar parte de un experimento: el proyecto Hyde. Deberán convivir en un gran caserón apartado del mundo durante una semana sometidos a una terapia subliminal aparentemente inofensiva. Pero cuando se produce el primer asesinato, todo se dispara bajo un ritmo frenético de persecución y sospecha.

Ya no hay nadie en quien confiar. Cualquiera dentro de los muros de la casa puede ser el asesino, camuflado dentro del grupo, dentro del anonimato. Cualquiera... incluso uno mismo.

Algo hace especiales a estos chicos: algo que desconocen pero que vincula sus vidas, algo que tendrán que descubrir a tiempo si quieren salvarse...

(Texto extraído de la contracubierta del libro)

Menuda sinopsis la de este libro, imposible no detenerse a asimilarla. He leído libros de muchos tipos en estas últimas semanas, pero necesitaba uno que me acelerara el pulso y me tuviera pegada a sus páginas, tensa, nerviosa. Quería un libro de intriga, de asesinatos; un libro que se leyera bien y que hiciera que mi cerebro funcionara, sopesando diferentes versiones, posibles soluciones. Hyde ha cumplido, y con nota.

Si algo consigue esta novela es poner nervioso al lector. Yo lo he leído en apenas tres ratos, atacada de los nervios, enganchadísima, deseando saber qué se escondía tras este experimento y quién era el malo malísimo. Leía la novela con los brazos rígidos, el corazón acelerado, en tensión; porque no sabía en qué momento aparecería otro cadáver, cuándo llegaría la última oportunidad para alguno de los personajes, de qué forma ocurriría en esta ocasión. Pasaba páginas y páginas, deseando encontrar nuevas pistas, que algún personaje revelara con un gesto algo que inculpara a alguien, que la policía averiguara algún detalle importante. Hyde es una carrera a contrarreloj en la que cada minuto cuenta para que unos adolescentes puedan sobrevivir o mueran víctimas de una terapia un tanto singular. Es una novela adictiva, de las que se leen en un suspiro; puede ser mejor o peor, pero lo cierto es que el autor consigue enganchar al lector con sus palabras, con sus situaciones tensas, con esas muertes, con el comportamiento de los chicos, con los interrogantes y las elucubraciones sobre qué será lo que realmente se esconde tras este experimento.

-Estamos solos -susrró entonces Andrea, con voz ronca-. Muy solos. E indefensos, habría añadido Cristian. Procuraba distraerse imaginándola desnuda. -Te equivocas -Diana había interrumpido su movimiento; estaba a punto de introducir el disco oportuno en el reproductor de blu-ray-. La situación es mucho peor, Andrea. No estamos solos; estamos... con nosotros mismos.

La trama es intrigante, de eso no cabe duda. ¿Terapia subliminal? ¿A quién no le parece curioso e interesante? Durante la lectura me he preguntado en varias ocasiones (e, incluso, lo he hablado con otra gente) sobre la eficacia de los mensajes subliminales y si realmente podría ocurrir lo que acontece en el libro. Por poner un ejemplo: ¿es posible que mediante mensajes subliminales una persona sea capaz de detestar algo o de sentir ganas de vomitar al acercarse a una persona? Es un tema muy interesante. Y también lo es el caso que tiene que investigar la policía en la historia y, por supuesto, el de los chicos, encerrados en un caserón en un bosque en medio ninguna parte. Todo un telón de fondo de una historia de terror, y verdadera tensión es la que yo he sentido leyendo muchas de las escenas, sobre todo en las «cazas» nocturnas en las que alguno de los chicos muere. Los personajes también son un punto fuerte, pues todos ellos tienen personalidades muy marcadas y distintas. Mi favorito, Álvaro, por ser el más diferente de todos, el más raro, y porque, a pesar de parecer el chico con más entereza de todos los que hay, también hay momentos en los que se muestra humano mostrando su debilidad.

La única pega que le puedo poner a este libro es que me olía el final desde, más o menos, la mitad. Es cierto que había escenas en las que me planteaba otros posibles desenlaces, el autor juega constantemente con el lector haciendo que piense que el asesino es uno u otro, pero tenía una idea fija en la mente de quién podía ser el malo y por qué, y no me he equivocado, aunque también ha habido algún que otro detalle que me ha sorprendido. No es una pega en sí, ya que es la típica lectura en la que vas desconfiando de todos y por narices en algo tienes que acertar y es cierto que el motivo de todo se puede entrever cuando se trata cierto tema en la trama. No obstante, no estaba al cien por cien segura y no me habría extrañado equivocarme y que el autor hubiera optado por tomar otro camino.

Hyde es una lectura espeluznante y llena de intriga que te coge y no te suelta, que te mantiene alerta, en tensión y que te confunde, haciéndote desconfiar hasta del que más bueno parece. No hay nada claro en este caso, todos son sospechosos y todos están en peligro. Hyde es tensión, misterio y terror, es la encarnación de una pesadilla que te atrapa y que se lee en un suspiro.