El tiempo entre costuras, la serie

Hoy voy a servirme de este pequeño espacio para divagar de algo que, sí, tiene que ver con los libros, a pesar de que yo no venga a hablar precisamente de ellos. Hoy quiero hablar de El tiempo entre costuras, pero de la serie, no del libro de María Dueñas, porque, aunque tuve la ocasión de leerlo hace un par de años, al final no lo hice. Así que mis palabras solo pueden hacer referencia a una serie que ha desbancado a todos sus competidores lunes tras lunes, una serie de calidad, con actores estupendos y con una historia que, según dicen, es muy fiel a la de la novela.

Cuando me enteré de que iban a hacer la serie del libro quise verla. Pasó bastante tiempo hasta que empezaron a emitirla y, cuando por fin la anunciaron en televisión, menuda mi mala suerte porque mira que hay días en la semana y van y la ponen los lunes, justo el mismo día que echaban Isabel, la única serie que veo en televisión (bueno, y Cuéntame, pero esa todavía no había empezado por entonces). En casa todos somos fieles a la reina de Castilla, así que decidimos seguir viendo esa y ver El tiempo entre costuras por internet, en el modo salón de Antena 3. Como empezamos más tarde nos dimos un atracón de capítulos en una semana hasta que pillamos el ritmo que seguía en la tele. Así fue como nos enganchamos a la historia de Sira Quiroga, una costurera que, por amor, lo dejó todo y, por amor, salió mal parada. Abandonó su Madrid natal para ir a Tánger con su guapísimo novio Ramiro, pero este la abandonó y le robó todo lo que tenía, así que Sira tuvo que huir a Tetuán, donde la arrestaron por todo el dinero que debía en el hotel de Tánger. A partir de ahí, Sira tendría que seguir adelante en un país desconocido, sola, sin su madre y sin nadie a su lado, tan solo un comisario y una simpatiquísima mujer matutera. Semana tras semana la historia de Sira me iba conmoviendo y cada vez le cogía más cariño a ella y al resto de personajes, todos maravillosos: Candelaria, Vázquez, su buen amigo Félix (¡me encanta!), Rosalinda. Pero de nuevo la vida de Sira dio un giro y tuvo que volver a Madrid, aunque no contaré más. 

El tiempo entre costuras no solo tiene una trama maravillosa, sino que los personajes son buenísimos. A Adriana Ugarte (Sira) la conocía por su papel en La señora (aunque solo he visto tres o cuatro capítulos de la serie), a Carlos Santos (Félix), por supuesto, por ser el agente Povedilla en Los hombres de Paco. Pero hasta ahí llegaba mi conocimiento de los actores. He descubierto a dos grandes que me han conquistado, aunque también he de decir que ha sido gracias a sus personajes, mis favoritos junto a Félix: Hannah New (Rosalinda) y Peter Vives (Marcus). Adriana es la heroína, la grande, la protagonista absoluta, pero son los secundarios los que me han robado el corazón: Félix por su perfecta personalidad, porque es el que aporta el toque cómico a la serie, porque es absolutamente genial; Rosalinda por ser la fiel amiga, aunque también la que mete a Sira en más de un lío y porque la actriz lo borda, hace que el personaje se gane el corazón del espectador; y, ¿qué decir de Marcus? No solo ha enamorado a Sira, también a mí. Al principio el actor no me gustaba tanto porque, claro, después de ver a Ramiro el listón queda muy alto, pero con él he tenido uno de estos casos en los que adoras al personaje y eso te hace adorar al actor. Marcus y sus encuentros con Sira han sido la razón de que el corazón se me acelere, de que la piel se me ponga de gallina y de que se me escape más de un suspiro (ay, mi vena romántica imparable). No hay que desmerecer el trabajo de otros personajes que también lo clavan: Candelaria y Jamila, que me han conquistado el corazón; el comisario Vázquez, Dolores, Da Silva e, incluso, el propio Ramiro e Ignacio. El elenco de actores no ha podido elegirse mejor y todos ellos merecen su reconocimiento.

Y para una serie magnífica, una banda sonora extraordinaria. Hay dos temas que me han gustado especialmente, el Tema de Sira y Madrid, 1922 y mi mente no para de reproducirlos emocionada. No se ha podido hacer un trabajo mejor. La ambientación y la música hacen que El tiempo entre costuras brille. Pero el lunes nos dijo adiós, y es un adiós para siempre, aquí no hay segundas temporadas ni continuaciones. Cierto es que esperaba un final más apoteósico, deseaba encontrarme con personajes que quedaron atrás, pero, al menos, una de las cosas que tenían que ser sí o sí, fue, así que estoy satisfecha. Además, esas palabras que ponen el broche final te llaman a la concienciación. Estoy encantada y ahora que ha terminado desearía volver a verla desde el principio, empezar de nuevo, aunque con la certeza de saber qué va a pasar no será lo mismo. Tengo muy claro que me compraré los DVD y que volveré a vivir las aventuras de Sira Quiroga. Y puede que también me acerque al libro, no lo descarto, porque si la novela es mejor que la serie, ¿qué puedo encontrarme?

Y hasta aquí, que cuando algo me gusta me emociono y ya me he enrollado suficiente. Solamente cerrar la entrada diciendo, sin temor a equivocarme, que El tiempo entre costuras es la mejor serie nacional con la que he tenido el gusto de encontrarme. Si no la habéis visto os animo a hacerlo, estoy segura de que sus personajes os cautivarán y que la historia os emocionará. Y sí, estáis en todo vuestro derecho de exigirme que lea la novela.