El club de los viernes, Kate Jacobs

El club de los viernes, Kate Jacobs

Traductora: Montse Batista

Editorial: Maeva

424 páginas
Cómpralo en Amazon

Georgia Walker es ahora una mujer feliz. Pero las cosas no siempre han sido fáciles para ella. Doce años atrás, cuando estaba embarazada, su novio James la abandonó para irse a vivir a Francia. Pero ahora James ha regresado de Francia para conquistar de nuevo a Georgia y ejercer de padre de su hija ya adolescente...

Gracias a los consejos de una buena amiga, Georgia es dueña de una bonita tienda de lanas en Nueva York, donde da también clases de punto en su tienda y ha creado un curioso club.

En efecto, cada viernes, se reúne en el local de Georgia un variopinto grupo de mujeres que, a través de su pasión común por el punto, han desarrollado una fuerte amistad. La laboriosa actividad da pie a que cada mujer dé rienda suelta a sus anhelos, sus pasiones y sus angustias.

(Texto extraído de la ficha del libro)

Me animé a leer este libro porque gané el tercero de la serie en un concurso y, rápidamente, me hice con el primero. Cuando lo empecé, pensaba que sería una lectura divertida, eso era lo que yo necesitaba, y me encontré con una novela que, bueno, divertida no es, pero sí familiar y agradable. En este libro se cuenta la historia de una serie de mujeres que se reúnen todos los viernes a hacer punto en la tienda de Georgia Walker, nuestra protagonista. Georgia es una mujer fuerte e independiente que ha sabido salir adelante en la dura tarea de ser madre soltera. Ahora es empresaria, tiene su propio negocio y las cosas le van bien, hasta que aparece de nuevo el padre de su hija, con la intención de conocer a la pequeña. Dakota, la hija de Georgia, es una muchacha abierta y dicharachera, un encanto de niña que hará sonreír a cualquier lector. Por otro lado, tenemos a Anita, una ancianita entrañable que ha ayudado a Georgia a salir adelante, su mejor amiga y su confidente. Las mujeres del club de punto: Peri, que trabaja en la tienda con Georgia y  tiene su propia línea de bolsos; Lucie, la que mejor hace punto y que quiere ser madre; Darwin, que no tiene ni idea de cómo hacer punto pero asiste a las reuniones porque está preparando una tesis doctoral sobre el tema; K.C. que también es un desastre con el punto y quiere estudiar abogacía. Y me falta la octava: Cat, una mujer elegante y con poder adquisitivo que encarga a Georgia un vestido deslumbrante, una mujer que parece conocer a nuestra protagonista y que resultará ser su amiga de adolescencia.

Si hay algo que destaca en esta novela son, precisamente, los personajes. Todos ellos están perfectamente perfilados, es el punto fuerte de Jacobs y de este libro, una historia de personas, de circunstancias, una historia sobre la vida misma. Mi personaje preferido es Georgia, a quien llegamos a conocer muy bien a través de las palabras de la autora. Por otra parte, la historia, como ya he dicho, se centra en estos personajes y en sus circunstancias, en sus anhelos y sus sueños. Apenas ocurre nada en todo el libro, nos cuenta cómo le va a estas mujeres y qué hacen para ser felices. El club de los viernes se centra, sobre todo, en Georgia, cuyo día a día dará un giro por culpa (o gracias a) del hombre que la dejó embarazada y se largó, James. Esta es una historia muy positiva, muy agradable y simpática, una historia real como la vida.

El ritmo es pausado, y eso ha hecho que se me haga un tanto pesada la novela, añadido al hecho de que apenas pasa nada relevante. Este, junto al final, son los mayores inconvenientes que le veo al libro. ¿Y por qué el final? Porque no me ha gustado nada. A mí me gustan los dramas, disfruto con ellos (aunque últimamente estoy intentando apartarme un poco), pero esta novela se empeña en enseñarnos que con perseverancia y paciencia podemos encontrar la felicidad, no pasa nada en las primeras 350 páginas, y me parece absurdo ese dramón que la autora nos ha metido al final. Un final innecesario, trágico, que no tiene sentido, que, para mí, anula todo lo demás. ¿Qué necesidad había?, me pregunto yo.


El club de los viernes es un libro agradable y simpático que nos cuenta que, en realidad, la felicidad existe y que si nos esforzamos podemos tener lo que queramos. Los personajes son su punto fuerte, están tan bien perfilados que se te meten dentro, que tienes la sensación de conocerlos de toda la vida. No obstante, tiene un final trágico que no me esperaba y que no me ha gustado; sí, me gustan los dramas, pero cuando tienen razón de ser, y este no es el caso.