Pídeme lo que quieras, Megan Maxwell

Pídeme lo que quieras, Megan Maxwell

Editorial: Esencia

462 páginas

Tras la muerte de su padre, el prestigioso empresario alemán Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato.

Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de su relación

(Texto extraido de la sinopsis del libro)

He tardado lo mío en leer este libro, lo que ha tenido, en este caso, consecuencias muy positivas. A lo nuevo de Maxwell le ha tocado lidiar conmigo en la peor época, cuando más trabajo tenía, cuando mi tiempo escaseaba, cuando mis nervios estaban a flor de piel. Además, por si fuera poco, había salido de una lectura anterior del mismo género que me había encantado. Adoro a las protagonistas Maxwell, pero en este caso, Judith no me convenció en un principio. A diferencia de mi anterior lectura, en esta había una historia erótica con una protagonista que no tenía la elegancia, por decirlo de algún modo, que tenía la del otro libro. Judith es una mujer alocada, de armas tomar, positiva, fuerte. Me gustan las chicas que crea Maxwell, no os confundáis, pero Judith me chirriaba un poco para esta historia. Sin embargo, los días pasaban, incluso las semanas, y mi mente se iba abriendo; empecé a querer a Judith, a verla tan estupenda y genial como las otras chicas de los otros libros de la autora. Ahora pienso: ¡Olé, Judith, porque «tú sí que vales»! Por eso digo que en este caso me ha beneficiado tardar en leer el libro, porque lo he ido descubriendo poco a poco y me he dado tiempo a hacerme a la historia, a conocer a los personajes.

-¿Cenas conmigo? Vuelvo a mover la cabeza, pero esta vez para negarme. No pienso cenar con él. Es el jefazo, el dueño de la empresa. Pero mi respuesta parece no agradarle y afirma: -Sí. Cenas conmigo. -No. -¿Te gusta llevarme la contraria? -No, señor. -¿Entonces? -Yo no ceno con jefes. -Conmigo sí.

El otro lado de esta historia es Eric, un hombre de estos cañón, pero frío como el mármol y con muchas ganas de morbo. Vale que la novela de Maxwell no tiene nada que ver con las demás que he leído surgidas en esta ola masiva post50shades, pero sí tengo que admitir que los protagonistas masculinos son todos iguales: herméticos, con sus problemas inconfesables, dolorosamente atractivos, creídos. Eric es así, pero a él no le va el sado, él prefiere otro tipo de prácticas sexuales, a él lo que le encanta es mirar. En Pídeme lo que quieras tendremos tríos y orgías, mucho morbo y sexo, sexo a raudales. Vale que algunas cosas sean un poco difíciles de entender, como que Judith acceda a los deseos sexuales de Eric cuando a ella no le van ese tipo de cosas; o que ella acepte que su hombretón le pida que tengo sexo con una mujer cuando él lleva el «no me van los hombres» tatuado en la frente. ¡Venga, Jud! ¡Échale carácter y haz que Eric tenga sexo con hombres! que si tú has accedido, él no puede ser menos. 

Empecé Pídeme lo que quieras con temor, pero fue ganándome poco a poco, porque al principio me confundió y no me terminaba de convencer, pero no tardé en engancharme y disfrutarlo. Todavía nos esperan más sorpresas en Pídeme lo que quieras aquí y ahora, y una servidora está deseando que salga ya el libro para devorarlo.

♬ Con la colaboración de Esencia ♬