La voz dormida, Dulce Chacón

La voz dormida, Dulce Chacón

Editorial: Punto de lectura

419 páginas

Un grupo de mujeres, encarceladas en la madrileña prisión de Ventas, enarbola la bandera de la dignidad y el coraje como única arma posible para enfrentarse a la humillación, la tortura y la muerte.

Pocas novelas podemos calificar como imprescindibles. La voz dormida es una de ellas porque nos ayuda a bucear en el papel que las mujeres desempeñaron durante unos años decisivos para la historia de España. Relegadas al ámbito doméstico, decidieron asumir el protagonismo que la tradición les negaba para luchar por un mundo más justo. Unas en la retaguardia y otras en la vanguardia de la guerrilla, donde dejaron la evidencia de su valentia y sacrificio. 

(Texto extraido de la sinopsis del libro)

Tenía este libro pendiente desde mucho antes de empezar a obsesionarme con querer leerlo. Una buena amiga me hablaba del libro cada vez que podía, instándome a leerlo, diciéndome maravillas de él; era (y es) su libro preferido. Yo me dije una y otra vez que lo leería, pero no fue hasta que salió la película y vi el tráiler cuando dije: ha llegado el momento. Llegó el momento de comprarlo, pero ha sido ahora, a unos meses de que la película se estrenara, cuando lo he leído, en un momento en el que me apetecía leer algo triste, algo duro. Cada libro tiene su momento, eso lo he aprendido bien. También he aprendido que este libro, en particular, necesita también su momento. Es tristísimo y durísimo. Me decía Ismael Cruceta que él había llorado mucho con el final, le contestaba yo: yo he llorado con el final, con el principio y con lo del medio. Y es que este libro arranca lágrimas quieras o no, porque además de ser un libro triste, es un libro verídico (no es real la historia que cuenta, o al menos no del todo real, pero sí lo es la época, los hechos, y las acciones que en él se narran). Dulce Chacón ha creado La voz dormida a partir de una serie de relatos que le contaron diferentes personas que vivieron esta época y lo pasaron mal; al final del libro, en los agradecimientos, ella misma lo dice. La voz dormida tiene sus protagonistas, pero no cuenta una sola historia, cuenta la historia de muchas personas. La principal es la de Hortensia, una mujer embarazada que está en prisión, una mujer que desde el primer momento Chacón nos dice que va a morir, porque así la llama en la misma primera página:  

La mujer que iba a morir se llamaba Hortensia. Tenía los ojos oscuros y no hablaba nunca en voz alta. Sólo cuando la risa le llenaba la boca, se le escapaba un Ay madre mía de mi vida que aún no había aprendido a controlar, y lo repetía casi a gritos sujetándose el vientre. Se pasaba gran parte del día escribiendo en un cuaderno azul. Llevaba el cabello largo, anudado en una trenza que le recorría la espalda, y estaba embarazada de ocho meses.

La mujer que va a morir es la esposa de Felipe, un huido, un hombre que se esconde en los montes y con quien ella se escondía. Pero Hortensia no tuvo suerte, y al ir a comprar para poder comer la detuvieron. Su hermana, Pepita, de ojos azulísimos, va a visitarla siempre que la dejan, le lleva comida y la cuida como puede. Pepita no quiere saber nada de política, pero conoce a Paulino, un compañero de Felipe, y se enamora. Pepita quiere vivir en paz, quiere que su hermana salga de la cárcel, quiere poder vivir sin miedo y poder enamorarse de quien quiera. Pero lo que Pepita quiere no es posible en una época en la que las personas con diferentes ideas políticas a las de la dictadura eran fusiladas. Y en la vida de Pepita ya ha habido muchas muertes, y las seguirá habiendo. 
La voz dormida también cuenta la historia de las presas compañeras de Hortensia: la pequeña Elvirita, que tan solo tiene dieciséis años; Reme, que tiene tres hijas solteras y un hijo que nació tarde y mal; Tomasa, que siempre pregunta a todo el mundo por el mar. Son mujeres que luchan por su dignidad, que se niegan a dejarse llevar y a perder su honor. Mujeres que tienen todas las de perder, pero que no por ello dejan de luchar, aunque sea tras los barrotes de una celda. 
Como bien dice la contracubierta del libro, esta es una novela imprescindible, una novela que cuenta un pedacito de nuestra historia y que te da un bofetón de realidad, un bofetón que duele, tanto como para hacerte llorar. La pluma de Dulce Chacón, a la que tanto me costó habituarme, es clara, impactante, muy visual y recalca las duras palabras que ha de recalcar para que el mensaje llegue más hondo. Cuando cerré el libro y lloré a gusto, tuve que darme un par de días para atreverme a leer algo diferente. Quise saborear lo que había leído y quise recrearme en la desgracia de estas mujeres, bucear en su dolor y hacerlo también mío; soy así, qué le vamos a hacer. Algo me queda muy claro: nos quejamos mucho de lo que tenemos, pero no sabemos lo afortunados que somos por vivir como vivimos.


La voz dormida es una flecha directa al corazón, cargada de dolor, rabia, impotencia; una novela que, cuando menos, provoca una reacción; una novela cargada de realidad pasada. Triste y dolorosa, pero también esperanzadora, porque esas mujeres luchaban por lo que creían y lo hacían con valor, porque iban al paredón de fusilamiento con la cabeza bien alta. Lloré con Las trece rosas, pero La voz dormida me ha dejado totalmente desamparada.