Las eternas, Victoria Álvarez

Las eternas, Victoria Álvarez

Editorial: Versátil

347 páginas

Venecia 1908. Gian Carlo Montalbano y su hija Silvana instalan su juguetería, La Grotta della Fenice, frente a la antigua y emblemática juguetería de los Corsini. Los juguetes de los Montalbano son la última generación de autómatas que pueden encontrarse en el mercado y sus muñecas son tas perfectas que parecen de carne y hueso. Mario Corsino, decidido a averiguar los secretos del arte de los Montalbano, se adentra en la juguetería y entabla amistad con la fría e inteligente Silvana. Sin embargo, lo que Mario descubrirá en La Grotta della Fenice desafiará los límites de su imaginación y hará estremecer los cimientos de la sociedad veneciana, sumiéndola en una espiral de horror y muerte. 

(Texto extraido de la sinopsis del libro)

He leído maravillas de la primera novela de esta joven autora, Hojas de dedalera, aunque no he tenido la suerte de degustar la historia. No obstante, en cuanto vi de qué trataba su nueva publicación, me dije a mí misma que esta no se me escaparía. 

Las circunstancias me han obligado a leer Las eternas con pausa, capítulo a capítulo, sin darme un atracón, y eso ha hecho que no me empache, que saboree las letras de Victoria, que conozca a Mario y a Silvana con paciencia, que mis sentimientos con respecto a los personajes se desarrollen sin prisas. Solo al final me permití el lujo de desatender mis obligaciones y leer de un tirón el desenlace; tanta paciencia con la historia desembocó en un estado de ansiedad por conocer cómo terminaría todo, por saber qué pasaría con Mario, con Silvana, con Andrea, Simonetta, Scandellari, Gina... con Montalbano. Las eternas es un libro oscuro, como su cubierta; no es una historia de terror, pero tiene mucho de tenebrosa y hay escenas que te erizan el vello y te aceleran el corazón, que te hacen leer lentamente, con miedo al sobresalto. Si tengo que destacar los dos puntos estrella de la novela diría: 1. la ambientación, 2. los Montalbano. 

La novela está maravillosamente ambientada en la Venecia de principios del siglo XX. Los que habéis visitado la ciudad, reconoceréis la sensación de visitar una ciudad levantada sobre aguas; los que no habéis ido, podréis visitarla gracias a Las eternas, porque Victoria nos descubre todos los rincones de esta bella ciudad, sus costumbres, sus gentes, sus fiestas. Es imposible no imaginar las dos jugueterías, una enfrente de la otra, separadas por un puente. Es imposible no imaginar a las gentes de Venecia provistas de sus máscaras celebrando el Carnaval. 

La juguetería se encontraba en uno de los canales más alejados del centro. Nunca darías con ella si no pasaras en Venecia más que una semana, porque el distrito de Santa Croce no tenía nada que ver con las calles más populosas por las que transitaban a todas horas los turistas. Era un negocio sencillo; tenía un escaparate en el que se reflejaban las calmadas aguas que separaban la fondamenta Minotto de la orilla de enfrente, una puerta sobre la que se leían en  grandes arabescos dorados las palabras Ca' Corsini y una vieja enseña de madero con un tiovivo pintado.

El otro aspecto estrella son dos de los personajes protagonistas de la historia: los Montalbano. El padre, Gian Carlo, es un hombre afable, cariñoso, simpático, con una maravillosa habilidad para crear muñecas y dotarlas de mecanismos imposibles que hacen que estas parezcan de verdad. Silvana, su hija, es una joven fría, solitaria, inteligente, que ayuda a su padre con sus inventos. Ambos son personajes misteriosos que esconden secretos, ambos son el motor de la historia, aunque el verdadero protagonista sea Mario Corsini, el dueño de la juguetería de enfrente, un joven con talento, retraído, solitario, que encuentra la llegada de los Montalbano como una amenaza para su negocio. Andrea, su hermano, es todo lo contrario a él; es alocado, mujeriego, divertido, pero se enamora de su vecina, Simonetta, a la que conoce desde que esta era una niña. Los Scandellari son los vecinos de los Corsini, su familia de corazón. 

La historia de Las eternas es muy buena, pero hay que olvidarse de que bien podría ser una historia realista y disfrutarla por lo que es: una historia de fantasía, o paranormal (nunca he sabido dónde está el límite de estos dos géneros). A mí me ha costado, y no hacía más que preguntarme cómo podía tener sentido esa historia de amor, cómo podían ocurrir todas esas cosas que ocurren... pero a veces lograba dejar mi mente en blanco, y era entonces cuando más disfrutaba de esta historia de juguetes. Por otra parte, hay otro aspecto que ha hecho que mi percepción de la novela cambie: la historia de amor. La relación amorosa eclipsa la novela y deja en un segundo plano lo que para mí es lo más interesante: la historia de Montalbano, las niñas, los juguetes. La historia romántica es bonita, pero Mario es el ejemplo más claro de que el amor atonta los sentidos de las personas, porque en ocasiones se me hacía insoportable que en situaciones dramáticas solo tuviera pensamientos para Silvana.

En cuanto al final, solo puedo decir que me parece muy adecuado dentro de lo que he dicho antes: hay que ver la historia como una historia no real, imposible, de fantasía. Mi vena realista habría pedido otro final, un poco de cordura; sin embargo, mi vena romántica está dando palmas de alegría por el final que hay en las páginas de esta novela. 

Solo por conocer a Silvana (y también a Montalbano) merece la pena leer Las eternas, una historia diferente a lo que he leído últimamente y que me ha absorbido por completo, haciéndome pensar en ella incluso cuando estaba en la cama intentando conciliar el sueño. Con una ambientación maravillosa, Victoria Álvarez ha sabido hilar una trama misteriosa con tintes tenebrosos y mucha, mucha imaginación. Dejad la mente en blanco y disfrutad de esta oscura historia. 

♬ Con la colaboración de Versátil ♬