Princesa, Patricia Sutherland

No conocía de nada esta novela, fue la autora quien se puso en contacto conmigo para ofrecérmela y, al leer que era de género romántico, no me lo pensé. En cuanto llegó a mi casa abrí el libro y comencé a leer, no podía esperar.

Princesa, Patricia Sutherland

Tess Gibb es una editora londinense treintañera que vive en Boston por motivos de trabajo. Hace quince años que se fue de casa para buscarse la vida... pero ahora ha vuelto para pasar unos días de vacaciones. Abby, su hermana, aprovecha estas vacaciones para seguir hablándole de su queridísimo Dakota, el chico del que lleva años enamorada, que vive en la casa de al lado. Dakota no es el típico galán: es un chico de veinticuatro años insolente, maleducado, pasota, que siempre viste de negro y con pinchos y con unos pelos demasiado largos. Abby no solo está enamorada de él, sino que lo acosa constantemente, esperando que él se interese por ella. Pero cuando Dakota ve a la hermana mayor, enloquece. Tess no tiene ningún interés en su pelilargo vecino, pero este conseguirá conquistar su corazón. 

Sin embargo, hay varios obstáculos: Tess tiene once años más que Dakota, vive a un océano de distancia y su hermana está locamente enamorada de él.

Una novela romántica nunca viene de más. Para mí, es como una buena taza de chocolate caliente en un día frío y lluvioso. Por más géneros que lea últimamente, siempre preferiré las historias de amor.
Princesa es una historia con unos personajes más bien atípicos. Tess tiene treinta y cinco años, es editora y trabaja en Boston. Tiene unos modales exquisitos y es una mujer culta, inteligente, elegante. Dakota es todo lo contrario. No creo que sea el típico personaje masculino por el que todas las lectoras caigan rendidas. Es un motero y viste como tal: siempre de negro, con pantalones de pitillo, pinchos, ropa descuidada. Además, sus modales no son los mejores, es un chico maleducado, insolente y no muy agradable. A simple vista, os preguntaréis: ¿cómo una mujer así puede enamorarse de un chico así? pues sí, lo hace, y lo hace porque Dakota también nos enseñará su lado más dulce, aunque sea en lenguaje cirílico y Tess lo tenga que interpretar a su lenguaje pijo. Imaginaréis que el amor entre ellos no surge nada más verse y ese es uno de los puntos fuertes de la novela. Su amor se va cociendo poco a poco, Dakota tendrá que conquistar a una mujer que, en un principio, solo siente molestia cada vez que él intenta hablar con ella. 

Terry se recostó contra el respaldo de su sillón, riendo. - No, Terry, ni siquiera lo sugieras. Lleva el cabello por aquí- dijo señalándose la mitad de la espalda-. Seguro que le compra la ropa al Ejército Salvación- su amigo soltó la risa-, y todo su vocabulario no suma más de cien palabras, la mayoría de las cuales podrías pasarte la vida sin escuchar ni una sola vez, y no te habrías perdido nada. Por si fuera poco, sigue viviendo en casa de sus padres, trabaja de portero en una discoteca de moda y su plan de fin de semana es "quedar con los colegas"- Tess miró a Terry con ironía-. Y tiene veinticuatro años.

Además de los protagonistas, hay una gran variedad de personajes que la autora ha sabido definir a la perfección. Otro de los aspectos que más me  han gustado es que he podido imaginar cómo es cada uno de los personajes. Todos ellos están muy bien descritos a lo largo de la novela y he sido capaz de dibujar mentalmente al afroamericano Terry con sus dos metros de altura y al pelilargo Dakota. La historia cuenta con unas divertidísimas hermanas Baldini (la madre y dos tías de Tess) que se reúnen para comer todos los domingos y que, aunque a veces resulten un poco odiosas (en torno al final...), son geniales. También, como he mencionado anteriormente, tendremos a un afroamericano de dos metros llamado Terry, el mejor amigo de Tess en Boston, que ha sido otro de los personajes que más me han hecho reír y uno de mis preferidos. Richard Gibb, el padre de Tess, es, simplemente, encantador. Abby Gibb, alias Morticia, la hermana pequeña, me ha parecido una chica muy cargante, yo entiendo que esté enamorada y tal, pero que abra los ojos, por favor. Por otra parte, la familia y amigos de Dakota no es que sean de mis personajes preferidos, pero también tienen su importancia.

"A que te como la boca en pleno Russell Street", pensó él, y su lenguaje corporal fue tan explícito que la reacción de Tess no se hizo esperar. - ¿Vas a usar la fuerza?- inquirió con un tono que Dakota interpretó como un "a que te cruzo la cara en pleno Russell Street", y que en vez de refrenarlo, lo excitó aún más.

La historia me ha gustado mucho. Quizás el ritmo es un poco lento, ya que se centra, básicamente, en la relación de Dakota y Tess, y va pasito a pasito, pero es una lectura que me ha hecho suspirar y disfrutar a partes iguales. No me ha encantado especialmente Dakota, porque no es un chico al que yo podría ver atractivo, pero me gusta que sea tan diferente de Tess y, a pesar de ello, puedan enamorarse.

Hay dos aspectos que nada tienen que ver con la historia pero que me han hecho mucha gracia. Uno es lo que pone al principio de la novela: Nivel de erotismo: ♥ ♥ ♥  (Muy sensual). Otro es parte de la dedicatoria, que pondré a continuación y que me ha hecho tanta gracia porque, posiblemente, en mi caso sería igual.

A mi madre, que la leería con emoción y orgullo... (Saltándose las escenas ardientes, eso sí). A mi padre, que (seguramente) no la leería, pero la recomendaría a todo el mundo, rebosante de orgullo.

Ráting Melódico: 

♬ Gracias a Patricia Sutherland por el ejemplar ♬